Entre el general José de San Martín y el general Simón Bolívar, tiene
lugar en Guayaquil (Ecuador) una histórica entrevista, después de la
cual San Martín se retira del campo de operaciones militares.
La
reunión cumbre tuvo lugar entre los dos libertadores para la conclusión
de la guerra de la independencia. Si bien la entrevista fue secreta a la
luz de los documentos se pudo conocer los pormenores de la misma; entre
ellas está el pedido de San Martín que Bolívar lo ayude a culminar con
los realistas en el Perú.
Bolívar se excuso diciendo que no
podía hacerlo ya que el congreso colombiano requería de su presencia en
el lugar. El gral argentino le ofreció ser su segundo ( o sea luchar con
Bolívar bajo su mando) lo cual este elegantemente se excusa diciendo
que no podía tener a bajo su mando a un par de la talla de San Martín y
que solo le ofrecía una guarnición como auxilio.. ante la negativa
nuestro libertador ofreció su renuncia al mando del protectorado peruano
y le deja el campo libre al venezolano para que solo El concluya con la
guerra. Se ofreció un banquete como agasajo y se pudo ver a las claras
los distintos pensamientos de cada uno de ellos..Bolivar dijo tras
lavantar la copa "Por los dos hombres mas grandes de America del Sur el
Gral San Martín y Yo" ..mientras que el libertador argentino dijo "Por
la pronta terminación de la guerra, por los nuevos estados que se
constituyen y por la salud del libertador de Colombía"
Como se
dijo anteriormente Después del fracaso de este encuentro nuestro
libertador dejará para siempre el mando y las luchas dejando todo en
manos del libertador de Colombia para la conclusión de la guerra por la
independencia de sudamerica
Entidad dedicada a la Docencia, Difusion, Capacitación e investigación Histórica y de las Cs. Sociales
11 de abril de 2020
EL DÍA EN QUE NACIÓ LA PATRIA
Un 25 de mayo, se concretaba un sueño, ese sueño de
libertad que impulsaba los acontecimientos que sucedían en España con la
invasión napoleónica.
El rey ha caído en manos de los franceses y la autoridad española en el virreinato no tenía ya ningún sentido. Era hora de actuar, de crecer, de demostrar que podemos ser libres e independientes, de formar una nueva y gloriosa Nación.
Buenos Aires se ha revelado ante la autoridad del virrey Cisneros intimándole a dejar su cargo , reuniones varias, discusiones fervientes, cabildos abiertos hicieron cumplir su propósito..
El 25 de Mayo de 1810 ese puñado de hombres acompañado por el ejercito y el pueblo que aunque intuía quería saber de que se trataba le dijeron basta a la tiranía del conquistador, basta al monopolio y basta de dependencia y sometimiento de la metrópoli
La Revolución había comenzado sin disparar un solo tiro, sin torturas ni castigos, solo con pensamientos y decisión formados por ideales de libertad, de crecimiento, de desarrollo.
La Revolución llegó para quedarse, eso si , el avance fue lento, la sangre posteriormente vertida mucha, desvelos de los patriotas para crear una patria libre, justa y soberana , pero se logró
Se logro con empeño, honestidad, simpleza, patriotismo, dando todo sin pedir nada a cambio, hombres con ideas progresistas como Moreno..
Baluartes que han dejado su fortuna por la causa como Belgrano; ese gran patriota que fue abogado y devenido a general de ejercito con poco conocimiento de las armas dejó lo mas preciado que puede dejarnos un hombre íntegro..La Bandera Nacional.
Hombres como Larrea y Matheu que eran españoles pero comprendieron que la patria necesitaba otros horizontes y otros vientos y se sumaron a la causa o como Azcuenaga y Saavedra , hombres de armas que darían su sangre por la libertad de nuestro país o abogados como Paso y Castelli que entregaron sus conocimientos de justicia ante la nobleza de las ideas revolucionarias.
Hombres como Alberti que empujados por su fe religiosa entregó su lucha y la de sus compatriotas invocando la protección de dios .
Con el tiempo se irán sumando valientes como Guemes como Chiclana, el Dean Funes, Balcarce, y el padre de la patria que llevo esos ideales por toda America de Sur, el gral San Martín
Sin dudas las ideas de Mayo sirvieron para que con el correr de los años, los argentinos nos diéramos cuenta que la libertad debe ser nuestra guía , nuestro norte , nuestra forma de pensar y nuestra forma de vivir
Eso solo lo puede dar la democracia que significa el “gobierno del pueblo”.. Es no solamente una forma de gobierno donde se delimitan los tres poderes que nos enseña la Carta Magna o sea nuestra Constitución Nacional.
La democracia es sin lugar a dudas la forma de vivir en el estado de derecho, el respeto a las instituciones y a nuestros conciudadanos
La historia de nuestro país se va forjando día a día recordando lo vivido y proyectando el futuro con el deseo que sea promisorio para nosotros; para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.
ASI LO QUISIERON LOS HOMBRES DE MAYO…ASI LO QUEREMOS NOSOTROS
Diego Weinstein
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El rey ha caído en manos de los franceses y la autoridad española en el virreinato no tenía ya ningún sentido. Era hora de actuar, de crecer, de demostrar que podemos ser libres e independientes, de formar una nueva y gloriosa Nación.
Buenos Aires se ha revelado ante la autoridad del virrey Cisneros intimándole a dejar su cargo , reuniones varias, discusiones fervientes, cabildos abiertos hicieron cumplir su propósito..
El 25 de Mayo de 1810 ese puñado de hombres acompañado por el ejercito y el pueblo que aunque intuía quería saber de que se trataba le dijeron basta a la tiranía del conquistador, basta al monopolio y basta de dependencia y sometimiento de la metrópoli
La Revolución había comenzado sin disparar un solo tiro, sin torturas ni castigos, solo con pensamientos y decisión formados por ideales de libertad, de crecimiento, de desarrollo.
La Revolución llegó para quedarse, eso si , el avance fue lento, la sangre posteriormente vertida mucha, desvelos de los patriotas para crear una patria libre, justa y soberana , pero se logró
Se logro con empeño, honestidad, simpleza, patriotismo, dando todo sin pedir nada a cambio, hombres con ideas progresistas como Moreno..
Baluartes que han dejado su fortuna por la causa como Belgrano; ese gran patriota que fue abogado y devenido a general de ejercito con poco conocimiento de las armas dejó lo mas preciado que puede dejarnos un hombre íntegro..La Bandera Nacional.
Hombres como Larrea y Matheu que eran españoles pero comprendieron que la patria necesitaba otros horizontes y otros vientos y se sumaron a la causa o como Azcuenaga y Saavedra , hombres de armas que darían su sangre por la libertad de nuestro país o abogados como Paso y Castelli que entregaron sus conocimientos de justicia ante la nobleza de las ideas revolucionarias.
Hombres como Alberti que empujados por su fe religiosa entregó su lucha y la de sus compatriotas invocando la protección de dios .
Con el tiempo se irán sumando valientes como Guemes como Chiclana, el Dean Funes, Balcarce, y el padre de la patria que llevo esos ideales por toda America de Sur, el gral San Martín
Sin dudas las ideas de Mayo sirvieron para que con el correr de los años, los argentinos nos diéramos cuenta que la libertad debe ser nuestra guía , nuestro norte , nuestra forma de pensar y nuestra forma de vivir
Eso solo lo puede dar la democracia que significa el “gobierno del pueblo”.. Es no solamente una forma de gobierno donde se delimitan los tres poderes que nos enseña la Carta Magna o sea nuestra Constitución Nacional.
La democracia es sin lugar a dudas la forma de vivir en el estado de derecho, el respeto a las instituciones y a nuestros conciudadanos
La historia de nuestro país se va forjando día a día recordando lo vivido y proyectando el futuro con el deseo que sea promisorio para nosotros; para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.
ASI LO QUISIERON LOS HOMBRES DE MAYO…ASI LO QUEREMOS NOSOTROS
Diego Weinstein
1813, ARTIGAS ENVÍA A BUENOS AIRES SUS FAMOSAS "INSTRUCCIONES"
Las Instrucciones del Año XIII forman parte de lo que se considera un compendio del “movimiento artiguista” y una definición del pensamiento nacional, expresión auténtica de una filosofía de tolerancia y libertad que debe existir entre los hombres. Los preceptos allí establecidos están muy vigentes en la actualidad, incluso los que hacen referencia a las relaciones igualitarias en materia de comercio: “que ninguna tasa o derecho se imponga sobre artículos exportados de una provincia a otra”.
Sin embargo, ante la formulación emancipadora, la Asamblea rechazó los diplomas y las ideas de los diputados orientales bajo argumentos de defectos en la forma de elección. Pero las motivaciones reales para el rechazo se debían al contenido de las instrucciones que afectaban al centralismo de Buenos Aires. Los congresistas, de tendencias centralistas y oligárquicas, brincaron ante la propuesta justa y valiente que presentaba soluciones a problemas que a ellos no convenía solucionar. A pesar de esto la popularidad del prócer llegaba hasta las provincias argentinas que, al igual que la Banda Oriental, se encontraban insatisfechos con la política de libre comercio y puerto único.
"LAS INSTRUCCIONES"
INSTRUCCIONES QUE SE DIERON A LOS DIPUTADOS DE LA PROVINCIA ORIENTAL PARA EL DESEMPEÑO DE SU MISION ANTE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE DE BUENOS AIRES. DELANTE DE MONTEVIDEO, 13 DE ABRIL DE 1813.
Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona de España, y familia de los Borbones, y que toda conexión política entre ellas y el estado de España, es, y debe ser totalmente disuelta.
Art. 2º.- No admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las provincias que formen nuestro estado.
Art. 3º.- Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable.
Art. 4º.- Como el objeto y fin del gobierno debe ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de los ciudadanos y de los pueblos, cada provincia formará su gobierno bajo esas bases, a más del gobierno supremo de la nación.
Art. 5º.- Así éste como aquél se dividirán en poder legislativo, ejecutivo y judicial.
Art. 6º.- Estos tres resortes jamás podrán estar unidos entre sí, y serán independientes en sus facultades.
Art. 7º.- El gobierno supremo entenderá solamente en los negocios generales del estado. El resto en peculiar al gobierno de cada provincia.
Art. 8º.- El territorio que ocupan estos pueblos de la costa oriental del Uruguay hasta la fortaleza de Santa Teresa, forma una sola provincia, denominanse: LA PROVINCIA ORIENTAL.
Artº. 9.- Que los siete pueblos de Misiones, los de Batoví, Santa Tecla, San Rafael y Tacuarembó, que hoy ocupan injustamente los portugueses, y a su tiempo deben reclamarse, serán en todo tiempo territorio de la provincia.
Artº. 10.- Que esta provincia por la presente entra separadamente en una firme liga de amistad con cada una de las otras, para su defensa común, seguridad de su libertad, y para su mutua y general felicidad, obligándose a asistir a cada una de las otras contra soberanía, tráfico, o algún otro pretexto, cualquiera que sea.
Artº. 11.- Que esta provincia retiene su soberanía, libertad e independencia, todo poder, jurisdicción y derecho que no es delegado expresamente por la confederación a las Provincias Unidas juntas en congreso.
Artº. 12.- Que el puerto de Maldonado sea libre para todos los buques que concurran a la introducción de efectos y exportación de frutos, poniéndose la correspondiente aduana en aquel pueblo; pidiendo al efecto se oficie al comandante de las fuerzas de S. M. B. sobre la apertura de aquel puerto para que proteja la navegación o comercio, de su nación.
Artº. 13.- Que el puerto de Colonia sea igualmente habilitado en los términos prescritos en el artículo anterior.
Artº. 14.- Que ninguna tasa o derecho se imponga sobre artículos exportados de una provincia a otra; ni que ninguna preferencia se dé por cualquiera regulación de comercio o renta a los puertos de una provincia sobre los de otra; ni los barcos destinados de esta provincia a otra serán obligados a entrar, a anclar, o pagar derechos en otra.
Artº. 15.- No permita se haga ley para esta provincia sobre bienes de extranjeros que mueren intestados, sobre multas y confiscaciones que se aplicaban antes al rey, y sobre territorios de éste, mientras ella no forma su reglamento y determine a qué fondos deben aplicarse, como única al derecho de hacerlo en lo económico de su jurisdicción.
Artº. 16.- Que esta provincia tendrá su constitución territorial; y que ella tiene el derecho de sancionar la general de las Provincias Unidas que forme la Asamblea Constituyente.
Artº. 17.- Que esta provincia tiene derecho para levantar los regimientos que necesite, nombrar los oficiales de compañía, reglar la milicia de ella para la seguridad de su libertad, por lo que no podrá violarse el derecho de los pueblos para guardar y tener armas.
Artº. 18.- El despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas constitucionales que aseguren inviolable la soberanía de los pueblos.
Artº. 19.- Que precisa e indispensable sea fuera de Buenos Aires donde resida el sitio del gobierno de las Provincias Unidas.
Artº. 20.- La constitución garantirá a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana, y que asegure a cada una de ellas de las vilencias domésticas, usurpaciones de sus derechos, libertad y seguridad de su soberanía, que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados. Y asimismo prestará toda su atención, para preservar a esta provincia las ventajas de la libertad, y mantener un gobierno libre, de piedad, justicia, moderación e industria. Para todo lo cual, etc.
Delante de Montevideo, 13 de abril de 1813. – Artigas.
LOS ARGENTINOS AFRODESCENDIENTES
Hacia 1729, la ciudad de Buenos Aires estaba poblada por unas 24.000 personas, de las cuales más de 7.000 eran negros de origen africano. Más adelante, cuando se terminaba el siglo XVIII, los negros, mulatos y zambos eran mayoría en varias provincias. En Tucumán constituían el 64 por ciento de la población, en Santiago del Estero el 54 por ciento, en Catamarca el 52 por ciento y en Salta el 46 por ciento. Esa enorme proporción se justifica en la esclavitud, que era una práctica muy extendida en el noroeste argentino.
Más de 30 millones de personas fueron llevadas desde África al continente americano. Viajaban en condiciones tan paupérrimas, que más de la mitad murió durante la travesía. Si alguno de los prisioneros se resistía a consumir alimentos, le colocaban un embudo en la boca para forzarlos a tragar comida. Los traficantes no podían permitir que sus esclavos perdieran peso; los necesitaba sanos y fuertes para poder venderlos a buen precio. Todo aquel que presentara signos de haberse enfermado era arrojado al mar encadenado. Se los bañaba con el agua salada del océano. Con los rebeldes que intentaban escapar ejercían los peores castigos. Los quemaban vivos, los despellejaban hasta la muerte, les aplicaban las más inhumanas torturas. Los principales dueños de los africanos eran los representantes de la civilización occidental, en su mayoría ingleses, aunque los portugueses y holandeses también se dedicaban al tráfico de personas.
Con no poca frecuencia, cuando algún traficante ilegal se encontraba arrinconado por las autoridades, ahogaba a sus esclavos como último recurso para evitar ser descubierto.
Aquellos negros que lograban escaparse eran llamados despectivamente por sus esclavistas como cimarrones, término que según el diccionario referencia al animal doméstico que escapa de sus amos y se vuelve silvestre. Algunos llegaron a formar sus propias aldeas, llamadas palenques o quilombos.
En el actual territorio argentino, los mayores propietarios de esclavos eran los jesuitas. En sus conventos alojaban más de 3.000 africanos que trabajaban en los talleres textiles.
Al llegar a Buenos Aires, los africanos eran almacenados en una casa en la esquina de Belgrano y Balcarce, pero que a causa de las constantes denuncias de los vecinos por encontrar cadáveres de negros en la calle, mudaron el depósito a la zona que hoy ocupa la Plaza San Martín. Allí cerca, en el barrio del Retiro, se efectuaban la venta de esclavos. Más adelante la actividad comercial se trasladaría a las orillas del Riachuelo, luego a Quilmes, y finalmente a la Ensenada de Barragán.
Los principales mercaderes de esclavos en Buenos Aires eran Martín Simón de Sarratea, suegro de Liniers y padre de Manuel de Sarratea, Isidro José Basavilbaso, abuelo de Carlos María de Alvear, Martín de Álzaga y José Martínez de Hoz, éste último conocido por haber jurado con beneplácito su fidelidad a la corona británica en 1806. Era el mismo sujeto que tres días antes de la formación de la Primera Junta intentó sostener a Cisneros como virrey. Fue el iniciador de una estirpe que produjo varias generaciones de personalidades nefastas para la vida de los argentinos. Lo que mal arranca…
Las principales actividades que se le ordenaba a los negros consistía en tareas domésticas, confección de vestimenta, labores agrícolas, producción de artesanías y preparación de alimentos conservados. Pero además, como los amos obligaban a sus esclavos a pagarles un tributo, éstos se veían en la circunstancia de tener que trabajar en otro lado para pagarles. Esto generó que los viajeros europeos relataran en sus cartas que los africanos eran tratados con mayor consideración en el Río de la Plata que en el resto de América, pues le permitían trabajar en donde ellos quisieran. La realidad es que este círculo vicioso de crueldad se basaba en el temor a no poder tributar a sus dueños, lo que ocasionaba castigos que iban desde los azotes hasta la prisión.
En algunos casos, cuando la recaudación del esclavo excedía el jornal que debía tributar a su amo, se iban formando pequeños ahorros, que con el tiempo, podían significar la libertad, para luego continuar con la compra de sus seres queridos. Por supuesto, este proceso podía llevar muchísimos años y no menos sufrimiento.
Aquellos pocos que lograban comprar su libertad, vivían en el barrio del Mondongo, nombre que aludía a la costumbre de los venidos de Congo por consumir las entrañas de la vaca, costumbre mal vista en la gente decente de la época. Otros se instalaban en la actual zona de Monserrat y San Telmo. Para las fechas festivas solían ir en procesión mientras bailaban al ritmo de los tambores. Era su manera de preservar las costumbres que formaban su identidad africana. Con frecuencia eran reprimidos sus bailes. En 1820, el ministro González de Rivadavia prohibió a los negros que realizaran sus ya famosos candombes.
Durante las invasiones inglesas, se formó el batallón de pardos y morenos, conformado por esclavos cedidos por sus dueños. No se les pagaba. Solo se les proveía de armas y alimento mientras se los precisara. La retribución que prometió el cabildo en señal de agradecimiento por los servicios prestados, o mejor dicho, regalados, no fue demasiado generoso: se le otorgó la libertad a una veintena de los casi 700 que lucharon valientemente para vencer a los invasores. Uno de los pocos logros que se les reconoció fue una moción de Juan José Castelli para que los soldados negros pudiesen agregar el gentilicio don a su nombre. Ya que no podían acceder a cargos en la oficialidad de los regimientos, al menos se les ofreció ese minúsculo y amarrete reconocimiento.
En 1812, con motivo de la designación de las autoridades del Primer Triunvirato, se le impidió a don Bernardo de Monteagudo ocupar el cargo de triunviro por su dudosa filiación materna. Monteagudo era descendiente de africanos. Lo curioso del caso es que su principal impugnante fue Bernardino González de Rivadavia, que aunque renegaba y se avergonzaba de ello, también tenía antepasados en África.
En la Asamblea General Constituyente del 2 de febrero de 1813 se decretó que todos los niños nacidos en el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata fuesen considerados libres desde el 31 de enero de ese año en adelante. Sin embargo, la emancipación no era tan real, ya que los hijos de esclavos dependían del patronato del Estado. Así pues, los negros pasaron a formar parte mayoritaria de los ejércitos que durante más de veinte años participarían de numerosas batallas y guerras, a donde eran enviados al frente en la línea de fuego. La población masculina de origen africano fue descendiendo bruscamente. De los 5.000 hombres que cruzaron los Andes al mando de San Martín, la mitad eran afroamericanos. Don José los consideraba como los más temerarios y valientes de sus soldados. Poco más de 100 de ellos volvieron con vida a Buenos Aires.
Durante la época de Rozas, los negros disfrutaron de su momento de mayor participación social. La presencia del Restaurador de las Leyes estaba garantizada en los candombes. Solía ir con su esposa Encarnación Ezcurra y su hija Manuelita. Los hombres de raza negra formaban parte de los ejércitos rosistas y también de los grupos de espías que se infiltraban en las casas unitarias. En 1840, Rozas declaró la abolición total del tráfico de esclavos en el Río de la Plata, aunque recién veinte años después se completaría la absoluta prohibición de la esclavitud. Pese a la nueva situación libertaria, el racismo no desapareció. En 1857 solamente dos de catorce escuelas porteñas aceptaban alumnos de origen africano. No obstante, algunos llegaron a incursionar en la política. El coronel José Morales, del partido mitrista, llegó a ser diputado provincial, constituyente junto a Eugenio Cambaceres, y senador en 1880. Otro militar negro, Domingo Sosa, fue diputado en dos oportunidades y constituyente en 1854.
La segunda causa más determinante del exterminio negro fue la epidemia de fiebre amarilla de 1871, donde murió casi el 10 por ciento de la población total de la ciudad de Buenos Aires. La mayoría eran pobres que vivían en condiciones paupérrimas de salud e higiene. Muchos eran negros.
Pero también tuvo mucho que ver la explotación a la que los negros debieron sufrir. Las condiciones de vida que sus amos les proveían eran desastrosas. La mortalidad infantil de los descendientes de africanos duplicaba la de los niños blancos. El índice de nacimientos era bajísimo, ya que los dueños de los esclavos trataban de impedir los casamientos y embarazos. No pocos afroargentinos se fueron hacia Uruguay.
De esta manera, la población de negros argentinos fue virtualmente desapareciendo hasta transformarse en una excentricidad; una rareza. Esta percepción generalizada de la sociedad moderna no es demasiado real. Si bien las guerras y las epidemias fueron las principales causas, las corrientes migratorias que arribaron al país también jugaron un papel no menor en la formación de esa idea tan arraigada en nuestro tiempo que ignora la existencia del argentino negro. Sin embargo, la influencia que tuvieron en la cultura nacional es innegable, pese a los esfuerzos de los gobiernos conservadores y su séquito de historiadores apócrifos por ocultarla. El tango, la música más distintiva de los argentinos, surgió de las reuniones celebradas por los esclavos, a las que llamaban tangó. Los términos musicales milonga, malambo, payada y chacarera provienen del lenguaje africano.
El famoso payador radical Gabino Ezeiza era negro. También eran descendiente de africanos el compositor de tango Carlos Posadas, Horacio Salgán, Enrique Maciel, Cayetano Silva, Zenón Rolón y Rosendo Mendizábal. El popular lunfardo porteño se nutrió de cientos de palabras provenientes de la comunidad negra argentina, como bochinche, quilombo, marote, catinga, mandinga o mucama.
Según los datos del censo nacional de 2010, viven en Argentina unas 150.000 personas de raza negra. El 92 por ciento son de nacionalidad argentina. La minoría restante proviene en su mayoría de otros países americanos, como República Dominicana, Ecuador o Cuba. La proporción principal de nacidos en África es originaria de Senegal, Cabo Verde, Nigeria y Guinea Ecuatorial.
Más de 30 millones de personas fueron llevadas desde África al continente americano. Viajaban en condiciones tan paupérrimas, que más de la mitad murió durante la travesía. Si alguno de los prisioneros se resistía a consumir alimentos, le colocaban un embudo en la boca para forzarlos a tragar comida. Los traficantes no podían permitir que sus esclavos perdieran peso; los necesitaba sanos y fuertes para poder venderlos a buen precio. Todo aquel que presentara signos de haberse enfermado era arrojado al mar encadenado. Se los bañaba con el agua salada del océano. Con los rebeldes que intentaban escapar ejercían los peores castigos. Los quemaban vivos, los despellejaban hasta la muerte, les aplicaban las más inhumanas torturas. Los principales dueños de los africanos eran los representantes de la civilización occidental, en su mayoría ingleses, aunque los portugueses y holandeses también se dedicaban al tráfico de personas.
Con no poca frecuencia, cuando algún traficante ilegal se encontraba arrinconado por las autoridades, ahogaba a sus esclavos como último recurso para evitar ser descubierto.
Aquellos negros que lograban escaparse eran llamados despectivamente por sus esclavistas como cimarrones, término que según el diccionario referencia al animal doméstico que escapa de sus amos y se vuelve silvestre. Algunos llegaron a formar sus propias aldeas, llamadas palenques o quilombos.
En el actual territorio argentino, los mayores propietarios de esclavos eran los jesuitas. En sus conventos alojaban más de 3.000 africanos que trabajaban en los talleres textiles.
Al llegar a Buenos Aires, los africanos eran almacenados en una casa en la esquina de Belgrano y Balcarce, pero que a causa de las constantes denuncias de los vecinos por encontrar cadáveres de negros en la calle, mudaron el depósito a la zona que hoy ocupa la Plaza San Martín. Allí cerca, en el barrio del Retiro, se efectuaban la venta de esclavos. Más adelante la actividad comercial se trasladaría a las orillas del Riachuelo, luego a Quilmes, y finalmente a la Ensenada de Barragán.
Los principales mercaderes de esclavos en Buenos Aires eran Martín Simón de Sarratea, suegro de Liniers y padre de Manuel de Sarratea, Isidro José Basavilbaso, abuelo de Carlos María de Alvear, Martín de Álzaga y José Martínez de Hoz, éste último conocido por haber jurado con beneplácito su fidelidad a la corona británica en 1806. Era el mismo sujeto que tres días antes de la formación de la Primera Junta intentó sostener a Cisneros como virrey. Fue el iniciador de una estirpe que produjo varias generaciones de personalidades nefastas para la vida de los argentinos. Lo que mal arranca…
Las principales actividades que se le ordenaba a los negros consistía en tareas domésticas, confección de vestimenta, labores agrícolas, producción de artesanías y preparación de alimentos conservados. Pero además, como los amos obligaban a sus esclavos a pagarles un tributo, éstos se veían en la circunstancia de tener que trabajar en otro lado para pagarles. Esto generó que los viajeros europeos relataran en sus cartas que los africanos eran tratados con mayor consideración en el Río de la Plata que en el resto de América, pues le permitían trabajar en donde ellos quisieran. La realidad es que este círculo vicioso de crueldad se basaba en el temor a no poder tributar a sus dueños, lo que ocasionaba castigos que iban desde los azotes hasta la prisión.
En algunos casos, cuando la recaudación del esclavo excedía el jornal que debía tributar a su amo, se iban formando pequeños ahorros, que con el tiempo, podían significar la libertad, para luego continuar con la compra de sus seres queridos. Por supuesto, este proceso podía llevar muchísimos años y no menos sufrimiento.
Aquellos pocos que lograban comprar su libertad, vivían en el barrio del Mondongo, nombre que aludía a la costumbre de los venidos de Congo por consumir las entrañas de la vaca, costumbre mal vista en la gente decente de la época. Otros se instalaban en la actual zona de Monserrat y San Telmo. Para las fechas festivas solían ir en procesión mientras bailaban al ritmo de los tambores. Era su manera de preservar las costumbres que formaban su identidad africana. Con frecuencia eran reprimidos sus bailes. En 1820, el ministro González de Rivadavia prohibió a los negros que realizaran sus ya famosos candombes.
Durante las invasiones inglesas, se formó el batallón de pardos y morenos, conformado por esclavos cedidos por sus dueños. No se les pagaba. Solo se les proveía de armas y alimento mientras se los precisara. La retribución que prometió el cabildo en señal de agradecimiento por los servicios prestados, o mejor dicho, regalados, no fue demasiado generoso: se le otorgó la libertad a una veintena de los casi 700 que lucharon valientemente para vencer a los invasores. Uno de los pocos logros que se les reconoció fue una moción de Juan José Castelli para que los soldados negros pudiesen agregar el gentilicio don a su nombre. Ya que no podían acceder a cargos en la oficialidad de los regimientos, al menos se les ofreció ese minúsculo y amarrete reconocimiento.
En 1812, con motivo de la designación de las autoridades del Primer Triunvirato, se le impidió a don Bernardo de Monteagudo ocupar el cargo de triunviro por su dudosa filiación materna. Monteagudo era descendiente de africanos. Lo curioso del caso es que su principal impugnante fue Bernardino González de Rivadavia, que aunque renegaba y se avergonzaba de ello, también tenía antepasados en África.
En la Asamblea General Constituyente del 2 de febrero de 1813 se decretó que todos los niños nacidos en el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata fuesen considerados libres desde el 31 de enero de ese año en adelante. Sin embargo, la emancipación no era tan real, ya que los hijos de esclavos dependían del patronato del Estado. Así pues, los negros pasaron a formar parte mayoritaria de los ejércitos que durante más de veinte años participarían de numerosas batallas y guerras, a donde eran enviados al frente en la línea de fuego. La población masculina de origen africano fue descendiendo bruscamente. De los 5.000 hombres que cruzaron los Andes al mando de San Martín, la mitad eran afroamericanos. Don José los consideraba como los más temerarios y valientes de sus soldados. Poco más de 100 de ellos volvieron con vida a Buenos Aires.
Durante la época de Rozas, los negros disfrutaron de su momento de mayor participación social. La presencia del Restaurador de las Leyes estaba garantizada en los candombes. Solía ir con su esposa Encarnación Ezcurra y su hija Manuelita. Los hombres de raza negra formaban parte de los ejércitos rosistas y también de los grupos de espías que se infiltraban en las casas unitarias. En 1840, Rozas declaró la abolición total del tráfico de esclavos en el Río de la Plata, aunque recién veinte años después se completaría la absoluta prohibición de la esclavitud. Pese a la nueva situación libertaria, el racismo no desapareció. En 1857 solamente dos de catorce escuelas porteñas aceptaban alumnos de origen africano. No obstante, algunos llegaron a incursionar en la política. El coronel José Morales, del partido mitrista, llegó a ser diputado provincial, constituyente junto a Eugenio Cambaceres, y senador en 1880. Otro militar negro, Domingo Sosa, fue diputado en dos oportunidades y constituyente en 1854.
La segunda causa más determinante del exterminio negro fue la epidemia de fiebre amarilla de 1871, donde murió casi el 10 por ciento de la población total de la ciudad de Buenos Aires. La mayoría eran pobres que vivían en condiciones paupérrimas de salud e higiene. Muchos eran negros.
Pero también tuvo mucho que ver la explotación a la que los negros debieron sufrir. Las condiciones de vida que sus amos les proveían eran desastrosas. La mortalidad infantil de los descendientes de africanos duplicaba la de los niños blancos. El índice de nacimientos era bajísimo, ya que los dueños de los esclavos trataban de impedir los casamientos y embarazos. No pocos afroargentinos se fueron hacia Uruguay.
De esta manera, la población de negros argentinos fue virtualmente desapareciendo hasta transformarse en una excentricidad; una rareza. Esta percepción generalizada de la sociedad moderna no es demasiado real. Si bien las guerras y las epidemias fueron las principales causas, las corrientes migratorias que arribaron al país también jugaron un papel no menor en la formación de esa idea tan arraigada en nuestro tiempo que ignora la existencia del argentino negro. Sin embargo, la influencia que tuvieron en la cultura nacional es innegable, pese a los esfuerzos de los gobiernos conservadores y su séquito de historiadores apócrifos por ocultarla. El tango, la música más distintiva de los argentinos, surgió de las reuniones celebradas por los esclavos, a las que llamaban tangó. Los términos musicales milonga, malambo, payada y chacarera provienen del lenguaje africano.
El famoso payador radical Gabino Ezeiza era negro. También eran descendiente de africanos el compositor de tango Carlos Posadas, Horacio Salgán, Enrique Maciel, Cayetano Silva, Zenón Rolón y Rosendo Mendizábal. El popular lunfardo porteño se nutrió de cientos de palabras provenientes de la comunidad negra argentina, como bochinche, quilombo, marote, catinga, mandinga o mucama.
Según los datos del censo nacional de 2010, viven en Argentina unas 150.000 personas de raza negra. El 92 por ciento son de nacionalidad argentina. La minoría restante proviene en su mayoría de otros países americanos, como República Dominicana, Ecuador o Cuba. La proporción principal de nacidos en África es originaria de Senegal, Cabo Verde, Nigeria y Guinea Ecuatorial.
RUFINA: DE LA LEYENDA A LA VERDAD.
Llega el final del misterio. La verdad será revelada.
¿Cómo y cuándo murió Rufina Cambaceres?
¿Quién fue su novio?
¿Qué relación tuvieron Rufina Cambaceres e Hipólito Irigoyen?
¿Cómo se llevaban Rufina Cambaceres y su madre?
¿Quién fue verdaderamente la madre de Rufina Cambaceres?
¿Qué oscuros intereses se ocultan detrás de la leyenda más famosa de Buenos Aires?
Secretos, escándalos, fortunas, herencias, romances prohibidos, disputas, traiciones, mentiras, fama, locura, terror y muerte.
Todas las respuestas en un trabajo de investigación de cuatro años. Más de 50 entrevistas con los familiares, más de 2.000 periódicos revisados, cientos de recortes, más de 1.000 imágenes nunca vistas, la genealogía completa de los Cambaceres en Argentina y Europa, una extensa bibliografía con más de 250 libros consultados, perfiles de los personajes, adelantos, artículos periodísticos, cientos de documentos legales inéditos.
Toda la verdad, solo la verdad, y nada más que la verdad. Documentada con rigor científico, sin suposiciones, sin especulaciones, con el peso de pruebas irrefutables. Una trama compleja pero apasionante que dejará al lector sin aliento y sin dudas.
Llega el final del misterio. La verdad será revelada.
¿Cómo y cuándo murió Rufina Cambaceres?
¿Quién fue su novio?
¿Qué relación tuvieron Rufina Cambaceres e Hipólito Irigoyen?
¿Cómo se llevaban Rufina Cambaceres y su madre?
¿Quién fue verdaderamente la madre de Rufina Cambaceres?
¿Qué oscuros intereses se ocultan detrás de la leyenda más famosa de Buenos Aires?
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Este artículo y mucha más información disponible ahora enwww.rufinacambaceres.wordpress.com o www.facebook.com/rvfina
Los negocios de Rivadavia
También fue Rivadavia un “comerciante” y uno de los precursores y
promotores de los negociados de estos pagos. Como consecuencia del libre
comercio, se produjeron, y no casualmente, saldos negativos en nuestra
balanza de pagos que originaron nuestra primera deuda externa.
Bernardino Rivadavia y Manuel J. García, representantes de la oligarquía
porteña, se encontraban en la cúspide del poder, la influencia
británica está en su apogeo. Rivadavia solicitó el cargo de Ministro Plenipotenciario de las Provincias Unidas en Francia e Inglaterra, y viajó a Londres para ser designado presidente del directorio de la compañía minera “River Plate Mining Association”. Regresó el año siguiente a Buenos Aires, asegurando que “interpondría su prestigio a favor del negocio” (y que flor de negocio!!!) Llegó a ser al mismo tiempo, Presidente de las Provincias Unidas, y director de al River Plate Mining, de capital mixto inglés – porteño. Se ocuparía entonces de nacionalizar el subsuelo de las provincias, incluidas las minas de Famatina.
El 6 de noviembre le informaba a Hullet (de la Minning):
"El negocio que más me ha preocupado, que más me ha afectado, y sobre el cual la prudencia no me ha permitido llegar a una solución, es el de la Sociedad de Minas ...todas las minas desocupadas de las provincias de Salta, Mendoza y San Juan se encuentran a disposición de La Sociedad. Con respecto a las existentes en La Rioja, cuya importancia es superior a las de las otras provincias, en el transcurso de un corto plazo, con el establecimiento de un gobierno nacional todo cuanto debe desearse se obtendrá. .. ello (ahora) es imposible por la posición en que ha sido colocado el Congreso; la necesidad de un cambio es evidente y las primeras medidas ya han sido tomadas ... Me veo obligado a emplear la mayor circunspección para no comprometer inútilmente mi influencia y no debo decir mas por el momento".
El 27 de enero de 1826 informa:
"Ya no puedo demorar por más tiempo la instalación del gobierno nacional ... tan pronto que sea nombrado procederé a procurar la sanción de la ley para el contrato de la compañía" y el 14 de marzo después aprobada y reglamentada la ley : "Las minas son ya, por ley, de propiedad nacional y están exclusivamente bajo la administración del Presidente de la República" (Del presidente de la República y socio de la Minning) Detalles de estos “negocios” (para otros, por supuesto, no para los argentinos) pueden encontrarse con detalles en “Rivadavia y el Imperialismo Financiero.” (J.M. Rosa. Edición 1969)
El 6 de noviembre le informaba a Hullet (de la Minning):
"El negocio que más me ha preocupado, que más me ha afectado, y sobre el cual la prudencia no me ha permitido llegar a una solución, es el de la Sociedad de Minas ...todas las minas desocupadas de las provincias de Salta, Mendoza y San Juan se encuentran a disposición de La Sociedad. Con respecto a las existentes en La Rioja, cuya importancia es superior a las de las otras provincias, en el transcurso de un corto plazo, con el establecimiento de un gobierno nacional todo cuanto debe desearse se obtendrá. .. ello (ahora) es imposible por la posición en que ha sido colocado el Congreso; la necesidad de un cambio es evidente y las primeras medidas ya han sido tomadas ... Me veo obligado a emplear la mayor circunspección para no comprometer inútilmente mi influencia y no debo decir mas por el momento".
El 27 de enero de 1826 informa:
"Ya no puedo demorar por más tiempo la instalación del gobierno nacional ... tan pronto que sea nombrado procederé a procurar la sanción de la ley para el contrato de la compañía" y el 14 de marzo después aprobada y reglamentada la ley : "Las minas son ya, por ley, de propiedad nacional y están exclusivamente bajo la administración del Presidente de la República" (Del presidente de la República y socio de la Minning) Detalles de estos “negocios” (para otros, por supuesto, no para los argentinos) pueden encontrarse con detalles en “Rivadavia y el Imperialismo Financiero.” (J.M. Rosa. Edición 1969)
Imperio Incaico o Tahuantinsuyo
Alrededor del siglo XIII d.C. los incas se asentaron en el Cuzco, así
se da inicio al Imperio Inca, desde ahí se expandieron por el territorio
andino, logrando que el Imperio Inca dominase parte de los actuales
territorios de Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina y Colombia. La
organización y administración impuesta por los incas se convirtió en el
Estado más importante y poderoso antes de la presencia de los españoles.
ORIGENES DE LOS INCAS
La organización de la imperio inca se sostuvo en criterios religiosos y las facultades de los gobernantes tenían carácter sagrado. De ahí que los relatos míticos sobre el origen y expansión del Tahuantinsuyo involucren la participación de los dioses y personajes favorecidos por estos. Las leyendas mas conocidas recogidas por los cronistas son las de los hermanos Áyar y la de Manco Capac y Mama Ocllo.
FASE DE EXPANSIÓN
Se distinguen dos periodos de expansión del imperio inca. A lo largo de ambas etapas, estos brillantes organizadores establecieron alianzas con distintos curacazgos y señorios. La expansión inca más allá del Cuzco se debió a la combinación estratégica del establecimiento de relaciones de parentesco y el enfrentamiento bélico.
PRIMERA FASE
Asegurado el dominio sobre le Cuzco, se inició la expansión a las zonas cercanas. Es en este periodo que se consolida la élite incaica, que se organiza en dos sectores: Hanan, grupo vinculado con acciones militares y Urin, asociado a las funciones religiosas. Esta primera fase culmina con el enfrentamiento entre los incas y chancas, aguerridos habitantes del norte de Cuzco.
SEGUNDA FASE
Corresponde a la gran expansión incaica y se extendió a todo lo largo del siglo XV. El imperio inca se impuso sobre los chancas, los lupacas, los collas, los huancas, los chimus y los chinchas. Aprovechando las experiencias y logros de estos pueblos los que lo precedieron, controlaron los recursos y la población conquistada a través de centros administrativos, conectados por una red vial, y de un efectivo sistema contable. Respetaron el idioma, religión y costumbres de los señoríos andinos incorporados, e incluso les permitieron conservar cierto grado de autonomía.
mapa tahuantinsuyo imperio inca
Mapa del Imperio Inca, Los cuatro suyos
DUALIDAD ANDINA
La noción de dualidad es uno de los principios sobre los que descansa la tradición cultural andina, que se distingue en todos los aspectos de la vida. Los términos Hanan y Urin expresan ideas de alto y bajo, y hacen referencia a un visión del mundo siempre dividida en dos partes. El hombre andino percibía al mundo dividida en partes opuestas que a su vez se complementaban. La idea de la cuatripartición, como duplicación de la dualidad, permitió explicar la existencia de los cuatro suyos que conformaban el Tahuantinsuyo, el que se dividía en dos parcialidades: una Hanan, a la que corresponde Chinchaysuyo y el Antisuyo, y otra Unin, en la que se ubican el Contisuyo y el Collasuyo.
Gobernantes Incas
Existieron un total de 13 incas los cuales se pueden dividir como Imperio Legendario e Imperio Histórico.
Imperio legendario
Manco Cápac
Sinchi Roca
Lloque Yupanqui
Mayta Cápac
Cápac Yupanqui
Inca Roca
Yáhuar Huácac
Viracocha Inca
Imperio histórico
Pachacútec
Túpac Yupanqui
Huayna Cápac
Huáscar
Atahualpa
ORGANIZACIÓN INCAICA
El sistema del imperio inca se mantuvo y expandió por diversos motivos, uno de los principales fue la forma como se constituyó y mantuvo un sistema religioso, económico y social muy bien organizado.
ORGANIZACIÓN ECONÓMICA
ORGANIZACIÓN SOCIAL
LA RELIGIÓN
CRISIS DEL TAHUANTINSUYO
Con la muerte del inca Huayna Capac, se inicio un complejo proceso sucesorio que implicó un conflicto entre Huascar y Atahualpa. Los cronistas entendieron esto como una guerra dinástica al estilo europeo. Si bien la caída del imperio inca se produjo con la invasión española, esta confluyo con otros elementos, como el conflicto entre Huáscar y Atahualpa, las epidemias que llegaron aun antes de la llegada de los españoles (como la viruela que mato a Huayna Cacap y a mucha gente más) y la crisis del sistema retributivo implantado por el imperio inca. La caída del Tahuantinsuyo no significó la desaparición de las costumbres y formas de la vida de los pobladores andinos. Muchas de estas sobrevivieron durante mucho tiempo.
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ORIGENES DE LOS INCAS
La organización de la imperio inca se sostuvo en criterios religiosos y las facultades de los gobernantes tenían carácter sagrado. De ahí que los relatos míticos sobre el origen y expansión del Tahuantinsuyo involucren la participación de los dioses y personajes favorecidos por estos. Las leyendas mas conocidas recogidas por los cronistas son las de los hermanos Áyar y la de Manco Capac y Mama Ocllo.
FASE DE EXPANSIÓN
Se distinguen dos periodos de expansión del imperio inca. A lo largo de ambas etapas, estos brillantes organizadores establecieron alianzas con distintos curacazgos y señorios. La expansión inca más allá del Cuzco se debió a la combinación estratégica del establecimiento de relaciones de parentesco y el enfrentamiento bélico.
PRIMERA FASE
Asegurado el dominio sobre le Cuzco, se inició la expansión a las zonas cercanas. Es en este periodo que se consolida la élite incaica, que se organiza en dos sectores: Hanan, grupo vinculado con acciones militares y Urin, asociado a las funciones religiosas. Esta primera fase culmina con el enfrentamiento entre los incas y chancas, aguerridos habitantes del norte de Cuzco.
SEGUNDA FASE
Corresponde a la gran expansión incaica y se extendió a todo lo largo del siglo XV. El imperio inca se impuso sobre los chancas, los lupacas, los collas, los huancas, los chimus y los chinchas. Aprovechando las experiencias y logros de estos pueblos los que lo precedieron, controlaron los recursos y la población conquistada a través de centros administrativos, conectados por una red vial, y de un efectivo sistema contable. Respetaron el idioma, religión y costumbres de los señoríos andinos incorporados, e incluso les permitieron conservar cierto grado de autonomía.
mapa tahuantinsuyo imperio inca
Mapa del Imperio Inca, Los cuatro suyos
DUALIDAD ANDINA
La noción de dualidad es uno de los principios sobre los que descansa la tradición cultural andina, que se distingue en todos los aspectos de la vida. Los términos Hanan y Urin expresan ideas de alto y bajo, y hacen referencia a un visión del mundo siempre dividida en dos partes. El hombre andino percibía al mundo dividida en partes opuestas que a su vez se complementaban. La idea de la cuatripartición, como duplicación de la dualidad, permitió explicar la existencia de los cuatro suyos que conformaban el Tahuantinsuyo, el que se dividía en dos parcialidades: una Hanan, a la que corresponde Chinchaysuyo y el Antisuyo, y otra Unin, en la que se ubican el Contisuyo y el Collasuyo.
Gobernantes Incas
Existieron un total de 13 incas los cuales se pueden dividir como Imperio Legendario e Imperio Histórico.
Imperio legendario
Manco Cápac
Sinchi Roca
Lloque Yupanqui
Mayta Cápac
Cápac Yupanqui
Inca Roca
Yáhuar Huácac
Viracocha Inca
Imperio histórico
Pachacútec
Túpac Yupanqui
Huayna Cápac
Huáscar
Atahualpa
ORGANIZACIÓN INCAICA
El sistema del imperio inca se mantuvo y expandió por diversos motivos, uno de los principales fue la forma como se constituyó y mantuvo un sistema religioso, económico y social muy bien organizado.
ORGANIZACIÓN ECONÓMICA
ORGANIZACIÓN SOCIAL
LA RELIGIÓN
CRISIS DEL TAHUANTINSUYO
Con la muerte del inca Huayna Capac, se inicio un complejo proceso sucesorio que implicó un conflicto entre Huascar y Atahualpa. Los cronistas entendieron esto como una guerra dinástica al estilo europeo. Si bien la caída del imperio inca se produjo con la invasión española, esta confluyo con otros elementos, como el conflicto entre Huáscar y Atahualpa, las epidemias que llegaron aun antes de la llegada de los españoles (como la viruela que mato a Huayna Cacap y a mucha gente más) y la crisis del sistema retributivo implantado por el imperio inca. La caída del Tahuantinsuyo no significó la desaparición de las costumbres y formas de la vida de los pobladores andinos. Muchas de estas sobrevivieron durante mucho tiempo.
Vicente Yáñez Pinzon
Los años de juventud
Vicente Yáñez nació aproximadamente hacia 1462 en Palos de la Frontera, por lo que era el más joven, con diferencia, de los hermanos Pinzón, siendo muy probable que tomase el sobrenombre Yáñez de Rodrigo Yáñez, un alguacil de Palos que sería su padrino, como era la costumbre del lugar. La tradición en Palos señala su solar en la calle de la Ribera. Desde muy niño aprendió el arte de navegar de su hermano mayor, uno de los más destacados navegantes de la época, y participó desde su adolescencia, que fue tiempo de guerra, en combates y asaltos. Se casó dos veces, la primera con María Teresa Rodríguez, que le dio dos hijas: Ana Rodríguez y Juana González. La segunda, al regreso de su último viaje a Yucatán, en 1509, con Ana Núñez de Trujillo, con la que convivió en Triana hasta su muerte.
Las primeras noticias documentadas sobre Vicente Yáñez son varias denuncias sobre asaltos a naves catalanas y aragonesas que realizó, desde que tuvo sólo 15 años, entre 1477 y 1479, una época de guerra con Portugal, en la que Palos participó activamente y que agravó su habitual escasez de trigo. Sus vecinos se quejaban de pasar hambre, y las órdenes reales a varios lugares de que permitieran el abastecimiento de cereales a Palos fueron desobedecidas. Los Pinzón, asumiendo sus responsabilidades como líderes naturales de la comarca, atacaron carabelas que transportaban fundamentalmente trigo.
Capitán de la carabela La Niña
Réplica de la carabela La Niña en el "Muelle de las Carabelas" de Palos.
Vicente Yáñez fue el primero en aceptar la invitación de enrolamiento de su hermano cuando Martín Alonso decide apoyar la expedición de Cristóbal Colón. Juntos fueron visitando, casa por casa, a sus parientes, amigos y conocidos, animando a embarcarse a los más destacados marinos de la zona. Rechazaron los barcos embargados por Colón, contratando navíos más adecuados, y aportaron de su hacienda medio millón de maravedíes.
Como capitán de la Niña, sus intervenciones fueron fundamentales durante el viaje, animando a proseguir la expedición cuando hasta el propio Colón quería volverse. Sofocó las protestas de los marinos de la nao Santa María, acudiendo al salvamento de éstos cuando la nao naufragó y trayendo al Almirante de regreso a España.
En 1495 preparó dos carabelas, la Vicente Yáñez y la Fraila, para participar en la armada que Alonso de Aguilar, hermano mayor del Gran Capitán, iba a dirigir contra el Norte de África, pero sobrevinieron las guerras de Nápoles y se dirigieron a Italia, desde donde no retornaron hasta 1498, recorriendo de paso las costas de Argel y Túnez.
El descubrimiento del Brasil
Ese mismo año, la Corona decide permitir a particulares que realicen viajes de descubrimiento. Después de capitular en Sevilla con el todopoderoso obispo Fonseca en nombre de los Reyes Católicos, el 19 de noviembre de 1499, salió Yáñez del Puerto de Palos con cuatro pequeñas carabelas, por propia iniciativa y a sus expensas. Le acompañaban gran cantidad de parientes y amigos, entre ellos, como escribano, Garcí Fernández, el famoso físico de Palos que apoyó a Colón cuando nadie lo hacía, sus sobrinos y capitanes Arias Pérez y Diego Hernández Colmenero, hijo primogénito y yerno, respectivamente, de Martín Alonso, su tío Diego Martín Pinzón con su primos Juan, Francisco y Bartolomé, los prestigiosos pilotos Juan Quintero Príncipe, Juan de Umbría, Alonso Núñez y Juan de Jerez, así como los marinos Cristóbal de Vega, García Alonso, Diego de Alfaro, Rodrigo Álvarez, Diego Prieto, Antón Fernández Colmenero, Juan Calvo, Juan de Palencia, Manuel Valdobinos, Pedro Ramírez, García Hernández y, por supuesto, su hermano Francisco Martín Pinzón.
Fue nombrado gobernador:
Conviene a saber: en remuneración de los seruicios e gastos e los daños que se vos recrecieron en el dicho viaje, vos el dicho Bicente Yáñes, quanto nuestra merced e voluntad fuere, seades nuestro Capitán e Governador de las dichas tierras de suso nonbradas, desde la dicha punta de Santa María de la Consolación seguyendo la costa fasta Rostro Fermoso, e de allí toda la costa que se corre al Norueste hasta el dicho río que vos possistes nonbre Santa María de la Mar Dulce, con las yslas questán a la boca del dicho río, que se nonbra Mariatanbalo; el qual dicho oficio e cargo de Capitán e Governador podades vsar e exercer e vsedes e exercedes por vos o por quien vuestro poder oviere, con todas las cosas anexas e concernientes al dicho cargo, segund que lo vsan e lo pueden e deven usar los otros nuestros capitanes e governadores de las semejantes yslas e tierra nuevamente descubiertas.
El relato de este viaje aparece en varias crónicas. De ellas, las Décadas del Nuevo Mundo, escritas en 1501 por el milanés Pedro Mártir de Anglería, son las más cercanas en el tiempo y basadas en informes de testigos presenciales, entre ellos el propio Vicente Yáñez, pero, sobre todo, Diego de Lepe, el capitán palermo que hizo un viaje "gemelo" del de Pinzón, salió de Palos un mes y medio o dos meses después y siguió su rumbo hasta adelantarle en el río Amazonas. También es bastante interesante la versión del Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia general y natural de las Indias, pues "conoció y trató" a Pinzón que le proporcionó muchos de los datos que narra. En cuanto a las respectivas Crónicas del padre Bartolomé de las Casas y Antonio de Herrera, se basan la de fray Bartolomé en Anglería y la de Herrera en el dominico .
En su peculiar y florido lenguaje, Anglería informa de que, pasadas las Canarias y las islas de Cabo Verde, las naves de Vicente Yáñez tomaron rumbo sudoeste hasta perder de vista la Estrella Polar. Por primera vez, los marinos españoles pasaban el ecuador y se adentraban en el Hemisferio Sur. Contingencia grave, porque lógicamente no sabían guiarse por las estrellas del cielo austral.
Oviedo no relata el viaje. En cuanto a Las Casas, sigue sustancialmente a Anglería, aunque con más austeras expresiones, afirmando que "tomado el camino de las Canarias y de allí a las de Cabo Verde, y salido de la de Santiago, que es una dellas, a 13 días de enero de 1500 años, tomaron la vía del Austro y después al Levante, y andadas, según dijeron, 700 leguas, perdieron el Norte y pasaron la línea equinoccial. Pasados della, tuvieron una terribilísima tormenta que pensaron perecer; anduvieron por aquella vía del Oriente o Levante otras 240 leguas". Herrera dice lo mismo, pero hace constar, cuando narra el paso de la línea equinoccial, que Vicente Yáñez fue «el primer súbdito de la Corona de Castilla y de León que la atravesó». Por fin, nos dice Anglería:
(...) el 26 de enero vieron tierra desde lejos, y observando la turbiedad del agua del mar, echaron la sonda y hallaron una profundidad de 16 codos, que vulgarmente llaman brazadas. Acercáronse y desembarcaron y, habiendo permanecido allí dos días, pues no encontraron en ese tiempo hombre alguno por más que vieron huellas suyas en la playa, grabaron en los árboles y rocas próximas al litoral los nombres de los Reyes y los propios, con noticia de su llegada, y se marcharon.
Pedro Mártir de Anglería (Décadas del Nuevo Mundo, 1501)
Nada más. Asombrosa la parquedad de palabras del exuberante Pedro Mártir, sobre todo comparada con la anterior parrafada y con lo que del mismo hecho dice Las Casas cuando afirma que el "26 de enero vieron tierra bien lejos; ésta fue el cabo que agora se llama de Sant Agustín, y los portugueses la Tierra del Brasil: púsole Vicente Yáñez entonces por nombre cabo de Consolación".
El fraile sevillano insertó en su obra dos afirmaciones muy importantes: primero, que el cabo al que llegó Pinzón y bautizó como Consolación era el cabo conocido como San Agustín. Segundo, que Vicente Yáñez tomó posesión de la tierra. Fray Bartolomé sigue el relato del milanés, pero no duda en completarlo con las informaciones y convicciones que ha ido recopilando en el transcurrir de los años. Para él no existía la menor duda: el cabo de Santa María de la Consolación era el de San Agustín, primera tierra descubierta en el Brasil por Vicente Yáñez Pinzón, que tomó posesión de ella. Ante la actitud hostil de los indígenas, deciden izar las velas y seguir navegando hasta que llegaron a:
(...) otro río, pero no con suficiente profundidad para ser recorrido con las carabelas por lo cual enviaron a tierra para reconocerla cuatro esquifes de servicio con hombres armados. Estos vieron sobre una eminencia próxima a la costa una multitud de indígenas, a quienes, enviando delante un soldado de infantería invitaron a tratar. Pareció que ellos intentaban apoderarse y llevarse consigo a nuestro hombre, pues así como éste les había arrojado para atraerlos un cascabel, ellos, desde lejos, hicieron otro tanto con un palito dorado de un codo; y al inclinarse el español para cogerlo, rodeáronlo rápidamente con ánimo de apresarlo; pero nuestro infante, protegiéndose con el escudo y la espada de que estaba armado, se defendió hasta que sus compañeros lo ayudaron con los botes.
El triste resultado de este primer enfrentamiento cruento fueron, según todos los cronistas, ocho españoles muertos y más de una docena de heridos, siendo entre los indígenas bastante más numerosas las bajas. Los cronistas coinciden en la narración, con la matización de Oviedo, quien dice que fue una «pieza de oro labrada» lo que usaron los indios como cebo.
De este episodio deducen algunos autores, aventuradamente, que los indígenas conocían la ambición de oro de los cristianos. En primer lugar, el «palito de oro» que, poco a poco, de cronista en cronista, pasó a ser «pieza de oro labrada» no fue recuperado, por lo que nunca sabremos si de verdad era oro o no. Sin embargo, este hecho, así como una cruz encontrada por la expedición de Diego de Lepe, y que según el profesor Juan Manzano no les hubiera sorprendido tanto, ni Juan de la Cosa la hubiera reseñado en su famoso mapa, si hubieran creído que la habían colocado allí los hombres de Yáñez, son los endebles argumentos con los que este autor pone en duda que el verdadero descubridor del Brasil fuera Pinzón, y atribuya, sin más, dicho mérito a la expedición del portugués Duarte Pacheco en 1498, que nadie sabe exactamente a dónde fue, porque las circunstancias políticas aconsejaron mantenerla en secreto.
Una hipótesis con la que, según el historiador Julio Izquierdo Labrado, no podemos estar de acuerdo por ser demasiado aventurada y gratuita, no sólo porque los argumentos, repetimos, son muy endebles, sino porque el secreto y el descubrimiento no son conceptos que se lleven bien. Descubrir no es sólo llegar, es tomar posesión, grabar nombres, dejar constancia de que se ha llegado, hacer que un escribano levante acta del acontecimiento, saber con mayor o menor exactitud a dónde se ha llegado, medir, cartografiar y, sobre todo, informar a reyes, cosmógrafos, cronistas, marinos, por citar algunos oficios, y público en general, de tal manera que las tierras a las que se ha llegado se incorporen al general conocimiento de la cultura, de la civilización que envía esa expedición. Eso es descubrir. Y eso no sucedió a partir de la llegada, si es que llegó, de Duarte Pacheco a la costa brasileña, sino de Vicente Yáñez Pinzón, único marino que merece el título de descubridor del Brasil. Título que, por cierto, no le escatimaron ni discutieron, como veremos, sus contemporáneos, ni españoles, ni portugueses.
Tampoco nadie le disputó el título de descubridor y primer explorador del río Amazonas, lugar donde tuvo lugar el enfrentamiento relatado, en la boca del Pará, y del que se marcharon entristecidos a causa de los muertos, hasta llegar a lo que creyeron otro río que se encontraba a 40 leguas. En realidad, como ya afirma Oviedo en su crónica, se trataba de la otra orilla, la otra boca del inmenso Amazonas. Asombrados comprueban que el agua dulce se introduce 40 leguas en la mar, y renuevan toda el agua de sus vasijas. Decididos a investigar el secreto de un río tan poderoso, se dirigen hacia él y, según Anglería:
descubrieron que desde unos grandes montes se precipitaban con gran ímpetu ríos de rápidas corrientes. Dicen que dentro de aquel piélago hay numerosas islas feraces por la riqueza de su suelo y llenas de pueblos. Cuentan que los indígenas de esta región son pacíficos y sociables, pero poco útiles para los nuestros, ya que no consiguieron de ellos ningún provecho apetecible, como oro o piedras preciosas; en vista de ello, se llevaron de allí 30 cautivos. Los indígenas llaman a dicha región Mariatambal; empero, la situada al oriente del río se dice Camamoro, y la occidental Paricora. Los indígenas indicaban que en el interior de aquella costa existía cantidad no despreciable de oro.
Oviedo afirma categóricamente que fue Vicente Yáñez Pinzón «el primero cristiano y español que dio noticia deste grand río», al que ya denomina Marañón, nombre que también utiliza Las Casas, aunque afirma no saber quién y por qué lo bautizaron así. Además el dominico añade la sorpresa que les produjo el fenómeno del macareo, «pues estando en el río con el gran ímpetu y fuerza del agua dulce y la de la mar que le resistía, hacían un terrible ruido y levantaba los navíos cuatro estados en alto, donde no padecieron chico peligro».
Entretenidos en esta exploración del Amazonas, fueron sobrepasados por la expedición de Diego de Lepe, que les venía siguiendo desde Palos. Así pues, en el Amazonas concluyeron los descubrimientos, estrictamente hablando, de Pinzón por tierras brasileñas. Desde allí, nos dice Anglería, que siguieron la costa con rumbo «al occidente hacia Paria, en un espacio de 300 leguas, hasta la punta de tierra donde se pierde el polo ártico». Este punto es especialmente interesante y sobre él volveremos más adelante, al tratar sobre la polémica en torno a la situación del cabo de Santa María de la Consolación.
Anglería sigue informando sobre el viaje de Pinzón, su llegada al Marañón (el Orinoco, aunque Las Casas llame así al Amazonas). Desde allí continuaron hasta el golfo de Paria (actual Venezuela), donde precisamente cargaron tres mil libras de palo brasil, uno de los pocos productos que reportaron beneficios en este viaje. Con viento noroeste navegan entre varias islas, muy fértiles pero poco pobladas por la crueldad de los caníbales. Desembarcan en varias de ellas, descubriendo la isla de Mayo, pero los indígenas huyen. Encuentran enormes árboles y, entre ellos, un asombroso animal marsupial.
Habían recorrido ya 600 leguas, y pasado ya por la isla La Española, cuando en el mes de julio sufrieron una terrible tempestad, que hizo naufragar dos de las cuatro carabelas que llevaban en los bajos de Babueca, y se llevó a otra, arrancándola con violencia de sus anclas y haciéndola perderse de vista. Estaban desesperados cuando, afortunadamente, al cesar la tempestad volvió la carabela que creían perdida, tripulada por 18 hombres. Afirma el cronista Pedro Mártir que «Con estas dos naves hicieron rumbo a España. Maltratados por las olas y habiendo perdido no pocos compañeros regresaron al suelo natal de Palos, junto a sus mujeres y a sus hijos, el 30 de septiembre».
Nombramientos de caballero y gobernador
Artículo principal: Gobernación de Vicente Yáñez Pinzón
Este viaje, que fue el más largo e importante realizado en la época por sus resultados geográficos, fue en cambio un desastre económico. Pese a todo, los Reyes se mostraron muy interesados por la posesión de la inmensa costa descubierta por Pinzón, así que trataron de estimularle para que volviera a ella, por lo que el 5 de septiembre de 1501 firmaron con él una capitulación en la que, entre otras cosas, le nombran Capitán y Gobernador de «la dicha punta de Santa María de la Consolación y seguyendo la costa fasta Rostro Fermoso, e de allí toda la costa que se corre al Norueste hasta el dicho río que vos possisteis nonbre Santa María de la Mar Dulce, con las yslas questán a la boca del dicho río, que se nonbra Mariatanbalo». Y además le concedían la sexta parte de todos los productos que se obtuvieran de aquella tierra, siempre que volviera a ella «dentro de un año, que se cuente del día de la fecha desta capitulaçión e asiento».
Indudablemente, los Reyes Católicos demuestran que conceden mucha importancia a los descubrimientos de Pinzón y que confían en su valía para seguir prestándoles servicios. Por eso, para premiarle por lo que había conseguido, al mismo tiempo que lo animaban y ayudaban para seguir sirviéndoles, el viernes 8 de octubre de 1501 fue nombrado caballero por el rey Fernando el Católico en la torre de Comares de la Alhambra, el Palacio Real de Granada.
Todo fue inútil, Vicente Yáñez Pinzón no pudo o no quiso realizar este viaje. Generalmente se suele decir que la falta de recursos del capitán palermo le impidió realizarlo. Seguramente fue así. Sin embargo, Yáñez podía conseguir crédito cuando era necesario, aunque fuera a muy altos intereses. Por tanto, no conviene desechar la posibilidad de que ya en fecha tan temprana dudara, a raíz de los viajes portugueses a esas costas, de la soberanía de los reyes españoles sobre ella en razón del Tratado de Tordesillas y, por consiguiente, de su facultad para otorgarle a él su gobernación.
Juan Manzano y Manzano intenta demostrar que Pinzón volvió a esas tierras por él descubiertas en 1504, en un gran esfuerzo por aclarar la confusa narración de Anglería sobre el último viaje de Vicente Yáñez donde mezcla sus andanzas con Solís por el golfo de México con una vuelta a las tierras halladas en 1500, en un periplo absurdo y sin sentido. ¿Para qué había de volver Pinzón al Brasil? ¿Para verificar que los cálculos de los portugueses eran correctos e informar sobre ellos a los Reyes? Esto es posible, pero la capitulación de 1501 decía que Pinzón fuera a sus expensas, corriendo con unos gastos que su penosa situación económica hacían muy gravosos, y ese esfuerzo ¿para qué? ¿Para comprobar que ni él ni España tenían derechos sobre esta tierra? ¿Navegando con tanto secreto que ninguno de sus contemporáneos se enteró? ¿Arriesgando su vida y la de su tripulación más de lo normal por llevar sólo una carabela? ¿Acaso no había anotado bien los datos en su primer viaje que tuvo que repetirlo, pasar por los mismos sitios de nuevo? Y cuando en 1513 prestó declaración, con tanta exactitud y honradez que delimitó perfectamente entre la costa que había descubierto de la que simplemente había "corrido", ya que admitía que su hallazgo correspondía a su paisano Diego de Lepe, ¿Por qué no se muestra tan concreto sobre su llegada al Cabo de San Agustín, sin la más mínima referencia a que hubiera estado allí en la segunda y no en la primera vez?
Demasiadas preguntas sin respuestas en este supuesto segundo viaje de Pinzón al Brasil, demasiadas interrogantes a partir de un relato confuso y desordenado de Anglería. La verdad es que las andanzas de Vicente Yáñez entre 1502 y 1504 aún no están aclaradas.
Expedición a Centroamérica
Sí quedó constatada su presencia en América durante esos años, probablemente para cumplir con sus obligaciones como Capitán General y Gobernador de Puerto Rico, la isla que había descubierto su hermano Martín Alonso Pinzón durante el segundo viaje de 1493. En cambio, desde la primavera de 1505 lo volvemos a encontrar en España, concretamente en la Junta de Navegantes de Toro, en la que, por una capitulación fechada el 24 de abril se le nombró capitán y corregidor de la isla de San Juan o Puerto Rico. También participó como experto convocado por la Corona en la Junta de Navegantes de Burgos de 1508 para retomar de nuevo el tema de la búsqueda de un paso hacia las islas de las Especias. En su último viaje a las Indias en 1508 el capitán Pinzón junto a Juan Diaz de Solís recorrieron las costas de Paria, Darién y Veragua, actuales de Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala. Al no encontrar el paso buscado, rodean la península de Yucatán y se adentran en el golfo de México hasta los 23,5º de latitud Norte, protagonizando uno de los primeros contactos con la civilización azteca.
Al regreso de ese viaje, Vicente Yáñez se casa por segunda vez y se establece en Triana, testificando en 1513 en los Pleitos colombinos contra el Almirante con su acostumbrada moderación. En 1514 se le ordena acompañar a Pedrarias Dávila al Darién, pero Vicente Yáñez se encuentra enfermo y pide que se le excuse. Era el 14 de marzo de 1514, y éste es el último documento en que se le menciona. Según su amigo, el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, Vicente Yáñez murió este mismo año, probablemente a fines de septiembre, con la misma discreción que vivió, sin que se sepa el lugar donde fue enterrado, seguramente en el cementerio de Triana. Un triste y oscuro final para el más grande de los grandes navegantes de su época.
Vicente Yáñez nació aproximadamente hacia 1462 en Palos de la Frontera, por lo que era el más joven, con diferencia, de los hermanos Pinzón, siendo muy probable que tomase el sobrenombre Yáñez de Rodrigo Yáñez, un alguacil de Palos que sería su padrino, como era la costumbre del lugar. La tradición en Palos señala su solar en la calle de la Ribera. Desde muy niño aprendió el arte de navegar de su hermano mayor, uno de los más destacados navegantes de la época, y participó desde su adolescencia, que fue tiempo de guerra, en combates y asaltos. Se casó dos veces, la primera con María Teresa Rodríguez, que le dio dos hijas: Ana Rodríguez y Juana González. La segunda, al regreso de su último viaje a Yucatán, en 1509, con Ana Núñez de Trujillo, con la que convivió en Triana hasta su muerte.
Las primeras noticias documentadas sobre Vicente Yáñez son varias denuncias sobre asaltos a naves catalanas y aragonesas que realizó, desde que tuvo sólo 15 años, entre 1477 y 1479, una época de guerra con Portugal, en la que Palos participó activamente y que agravó su habitual escasez de trigo. Sus vecinos se quejaban de pasar hambre, y las órdenes reales a varios lugares de que permitieran el abastecimiento de cereales a Palos fueron desobedecidas. Los Pinzón, asumiendo sus responsabilidades como líderes naturales de la comarca, atacaron carabelas que transportaban fundamentalmente trigo.
Capitán de la carabela La Niña
Réplica de la carabela La Niña en el "Muelle de las Carabelas" de Palos.
Vicente Yáñez fue el primero en aceptar la invitación de enrolamiento de su hermano cuando Martín Alonso decide apoyar la expedición de Cristóbal Colón. Juntos fueron visitando, casa por casa, a sus parientes, amigos y conocidos, animando a embarcarse a los más destacados marinos de la zona. Rechazaron los barcos embargados por Colón, contratando navíos más adecuados, y aportaron de su hacienda medio millón de maravedíes.
Como capitán de la Niña, sus intervenciones fueron fundamentales durante el viaje, animando a proseguir la expedición cuando hasta el propio Colón quería volverse. Sofocó las protestas de los marinos de la nao Santa María, acudiendo al salvamento de éstos cuando la nao naufragó y trayendo al Almirante de regreso a España.
En 1495 preparó dos carabelas, la Vicente Yáñez y la Fraila, para participar en la armada que Alonso de Aguilar, hermano mayor del Gran Capitán, iba a dirigir contra el Norte de África, pero sobrevinieron las guerras de Nápoles y se dirigieron a Italia, desde donde no retornaron hasta 1498, recorriendo de paso las costas de Argel y Túnez.
El descubrimiento del Brasil
Ese mismo año, la Corona decide permitir a particulares que realicen viajes de descubrimiento. Después de capitular en Sevilla con el todopoderoso obispo Fonseca en nombre de los Reyes Católicos, el 19 de noviembre de 1499, salió Yáñez del Puerto de Palos con cuatro pequeñas carabelas, por propia iniciativa y a sus expensas. Le acompañaban gran cantidad de parientes y amigos, entre ellos, como escribano, Garcí Fernández, el famoso físico de Palos que apoyó a Colón cuando nadie lo hacía, sus sobrinos y capitanes Arias Pérez y Diego Hernández Colmenero, hijo primogénito y yerno, respectivamente, de Martín Alonso, su tío Diego Martín Pinzón con su primos Juan, Francisco y Bartolomé, los prestigiosos pilotos Juan Quintero Príncipe, Juan de Umbría, Alonso Núñez y Juan de Jerez, así como los marinos Cristóbal de Vega, García Alonso, Diego de Alfaro, Rodrigo Álvarez, Diego Prieto, Antón Fernández Colmenero, Juan Calvo, Juan de Palencia, Manuel Valdobinos, Pedro Ramírez, García Hernández y, por supuesto, su hermano Francisco Martín Pinzón.
Fue nombrado gobernador:
Conviene a saber: en remuneración de los seruicios e gastos e los daños que se vos recrecieron en el dicho viaje, vos el dicho Bicente Yáñes, quanto nuestra merced e voluntad fuere, seades nuestro Capitán e Governador de las dichas tierras de suso nonbradas, desde la dicha punta de Santa María de la Consolación seguyendo la costa fasta Rostro Fermoso, e de allí toda la costa que se corre al Norueste hasta el dicho río que vos possistes nonbre Santa María de la Mar Dulce, con las yslas questán a la boca del dicho río, que se nonbra Mariatanbalo; el qual dicho oficio e cargo de Capitán e Governador podades vsar e exercer e vsedes e exercedes por vos o por quien vuestro poder oviere, con todas las cosas anexas e concernientes al dicho cargo, segund que lo vsan e lo pueden e deven usar los otros nuestros capitanes e governadores de las semejantes yslas e tierra nuevamente descubiertas.
El relato de este viaje aparece en varias crónicas. De ellas, las Décadas del Nuevo Mundo, escritas en 1501 por el milanés Pedro Mártir de Anglería, son las más cercanas en el tiempo y basadas en informes de testigos presenciales, entre ellos el propio Vicente Yáñez, pero, sobre todo, Diego de Lepe, el capitán palermo que hizo un viaje "gemelo" del de Pinzón, salió de Palos un mes y medio o dos meses después y siguió su rumbo hasta adelantarle en el río Amazonas. También es bastante interesante la versión del Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia general y natural de las Indias, pues "conoció y trató" a Pinzón que le proporcionó muchos de los datos que narra. En cuanto a las respectivas Crónicas del padre Bartolomé de las Casas y Antonio de Herrera, se basan la de fray Bartolomé en Anglería y la de Herrera en el dominico .
En su peculiar y florido lenguaje, Anglería informa de que, pasadas las Canarias y las islas de Cabo Verde, las naves de Vicente Yáñez tomaron rumbo sudoeste hasta perder de vista la Estrella Polar. Por primera vez, los marinos españoles pasaban el ecuador y se adentraban en el Hemisferio Sur. Contingencia grave, porque lógicamente no sabían guiarse por las estrellas del cielo austral.
Oviedo no relata el viaje. En cuanto a Las Casas, sigue sustancialmente a Anglería, aunque con más austeras expresiones, afirmando que "tomado el camino de las Canarias y de allí a las de Cabo Verde, y salido de la de Santiago, que es una dellas, a 13 días de enero de 1500 años, tomaron la vía del Austro y después al Levante, y andadas, según dijeron, 700 leguas, perdieron el Norte y pasaron la línea equinoccial. Pasados della, tuvieron una terribilísima tormenta que pensaron perecer; anduvieron por aquella vía del Oriente o Levante otras 240 leguas". Herrera dice lo mismo, pero hace constar, cuando narra el paso de la línea equinoccial, que Vicente Yáñez fue «el primer súbdito de la Corona de Castilla y de León que la atravesó». Por fin, nos dice Anglería:
(...) el 26 de enero vieron tierra desde lejos, y observando la turbiedad del agua del mar, echaron la sonda y hallaron una profundidad de 16 codos, que vulgarmente llaman brazadas. Acercáronse y desembarcaron y, habiendo permanecido allí dos días, pues no encontraron en ese tiempo hombre alguno por más que vieron huellas suyas en la playa, grabaron en los árboles y rocas próximas al litoral los nombres de los Reyes y los propios, con noticia de su llegada, y se marcharon.
Pedro Mártir de Anglería (Décadas del Nuevo Mundo, 1501)
Nada más. Asombrosa la parquedad de palabras del exuberante Pedro Mártir, sobre todo comparada con la anterior parrafada y con lo que del mismo hecho dice Las Casas cuando afirma que el "26 de enero vieron tierra bien lejos; ésta fue el cabo que agora se llama de Sant Agustín, y los portugueses la Tierra del Brasil: púsole Vicente Yáñez entonces por nombre cabo de Consolación".
El fraile sevillano insertó en su obra dos afirmaciones muy importantes: primero, que el cabo al que llegó Pinzón y bautizó como Consolación era el cabo conocido como San Agustín. Segundo, que Vicente Yáñez tomó posesión de la tierra. Fray Bartolomé sigue el relato del milanés, pero no duda en completarlo con las informaciones y convicciones que ha ido recopilando en el transcurrir de los años. Para él no existía la menor duda: el cabo de Santa María de la Consolación era el de San Agustín, primera tierra descubierta en el Brasil por Vicente Yáñez Pinzón, que tomó posesión de ella. Ante la actitud hostil de los indígenas, deciden izar las velas y seguir navegando hasta que llegaron a:
(...) otro río, pero no con suficiente profundidad para ser recorrido con las carabelas por lo cual enviaron a tierra para reconocerla cuatro esquifes de servicio con hombres armados. Estos vieron sobre una eminencia próxima a la costa una multitud de indígenas, a quienes, enviando delante un soldado de infantería invitaron a tratar. Pareció que ellos intentaban apoderarse y llevarse consigo a nuestro hombre, pues así como éste les había arrojado para atraerlos un cascabel, ellos, desde lejos, hicieron otro tanto con un palito dorado de un codo; y al inclinarse el español para cogerlo, rodeáronlo rápidamente con ánimo de apresarlo; pero nuestro infante, protegiéndose con el escudo y la espada de que estaba armado, se defendió hasta que sus compañeros lo ayudaron con los botes.
El triste resultado de este primer enfrentamiento cruento fueron, según todos los cronistas, ocho españoles muertos y más de una docena de heridos, siendo entre los indígenas bastante más numerosas las bajas. Los cronistas coinciden en la narración, con la matización de Oviedo, quien dice que fue una «pieza de oro labrada» lo que usaron los indios como cebo.
De este episodio deducen algunos autores, aventuradamente, que los indígenas conocían la ambición de oro de los cristianos. En primer lugar, el «palito de oro» que, poco a poco, de cronista en cronista, pasó a ser «pieza de oro labrada» no fue recuperado, por lo que nunca sabremos si de verdad era oro o no. Sin embargo, este hecho, así como una cruz encontrada por la expedición de Diego de Lepe, y que según el profesor Juan Manzano no les hubiera sorprendido tanto, ni Juan de la Cosa la hubiera reseñado en su famoso mapa, si hubieran creído que la habían colocado allí los hombres de Yáñez, son los endebles argumentos con los que este autor pone en duda que el verdadero descubridor del Brasil fuera Pinzón, y atribuya, sin más, dicho mérito a la expedición del portugués Duarte Pacheco en 1498, que nadie sabe exactamente a dónde fue, porque las circunstancias políticas aconsejaron mantenerla en secreto.
Una hipótesis con la que, según el historiador Julio Izquierdo Labrado, no podemos estar de acuerdo por ser demasiado aventurada y gratuita, no sólo porque los argumentos, repetimos, son muy endebles, sino porque el secreto y el descubrimiento no son conceptos que se lleven bien. Descubrir no es sólo llegar, es tomar posesión, grabar nombres, dejar constancia de que se ha llegado, hacer que un escribano levante acta del acontecimiento, saber con mayor o menor exactitud a dónde se ha llegado, medir, cartografiar y, sobre todo, informar a reyes, cosmógrafos, cronistas, marinos, por citar algunos oficios, y público en general, de tal manera que las tierras a las que se ha llegado se incorporen al general conocimiento de la cultura, de la civilización que envía esa expedición. Eso es descubrir. Y eso no sucedió a partir de la llegada, si es que llegó, de Duarte Pacheco a la costa brasileña, sino de Vicente Yáñez Pinzón, único marino que merece el título de descubridor del Brasil. Título que, por cierto, no le escatimaron ni discutieron, como veremos, sus contemporáneos, ni españoles, ni portugueses.
Tampoco nadie le disputó el título de descubridor y primer explorador del río Amazonas, lugar donde tuvo lugar el enfrentamiento relatado, en la boca del Pará, y del que se marcharon entristecidos a causa de los muertos, hasta llegar a lo que creyeron otro río que se encontraba a 40 leguas. En realidad, como ya afirma Oviedo en su crónica, se trataba de la otra orilla, la otra boca del inmenso Amazonas. Asombrados comprueban que el agua dulce se introduce 40 leguas en la mar, y renuevan toda el agua de sus vasijas. Decididos a investigar el secreto de un río tan poderoso, se dirigen hacia él y, según Anglería:
descubrieron que desde unos grandes montes se precipitaban con gran ímpetu ríos de rápidas corrientes. Dicen que dentro de aquel piélago hay numerosas islas feraces por la riqueza de su suelo y llenas de pueblos. Cuentan que los indígenas de esta región son pacíficos y sociables, pero poco útiles para los nuestros, ya que no consiguieron de ellos ningún provecho apetecible, como oro o piedras preciosas; en vista de ello, se llevaron de allí 30 cautivos. Los indígenas llaman a dicha región Mariatambal; empero, la situada al oriente del río se dice Camamoro, y la occidental Paricora. Los indígenas indicaban que en el interior de aquella costa existía cantidad no despreciable de oro.
Oviedo afirma categóricamente que fue Vicente Yáñez Pinzón «el primero cristiano y español que dio noticia deste grand río», al que ya denomina Marañón, nombre que también utiliza Las Casas, aunque afirma no saber quién y por qué lo bautizaron así. Además el dominico añade la sorpresa que les produjo el fenómeno del macareo, «pues estando en el río con el gran ímpetu y fuerza del agua dulce y la de la mar que le resistía, hacían un terrible ruido y levantaba los navíos cuatro estados en alto, donde no padecieron chico peligro».
Entretenidos en esta exploración del Amazonas, fueron sobrepasados por la expedición de Diego de Lepe, que les venía siguiendo desde Palos. Así pues, en el Amazonas concluyeron los descubrimientos, estrictamente hablando, de Pinzón por tierras brasileñas. Desde allí, nos dice Anglería, que siguieron la costa con rumbo «al occidente hacia Paria, en un espacio de 300 leguas, hasta la punta de tierra donde se pierde el polo ártico». Este punto es especialmente interesante y sobre él volveremos más adelante, al tratar sobre la polémica en torno a la situación del cabo de Santa María de la Consolación.
Anglería sigue informando sobre el viaje de Pinzón, su llegada al Marañón (el Orinoco, aunque Las Casas llame así al Amazonas). Desde allí continuaron hasta el golfo de Paria (actual Venezuela), donde precisamente cargaron tres mil libras de palo brasil, uno de los pocos productos que reportaron beneficios en este viaje. Con viento noroeste navegan entre varias islas, muy fértiles pero poco pobladas por la crueldad de los caníbales. Desembarcan en varias de ellas, descubriendo la isla de Mayo, pero los indígenas huyen. Encuentran enormes árboles y, entre ellos, un asombroso animal marsupial.
Habían recorrido ya 600 leguas, y pasado ya por la isla La Española, cuando en el mes de julio sufrieron una terrible tempestad, que hizo naufragar dos de las cuatro carabelas que llevaban en los bajos de Babueca, y se llevó a otra, arrancándola con violencia de sus anclas y haciéndola perderse de vista. Estaban desesperados cuando, afortunadamente, al cesar la tempestad volvió la carabela que creían perdida, tripulada por 18 hombres. Afirma el cronista Pedro Mártir que «Con estas dos naves hicieron rumbo a España. Maltratados por las olas y habiendo perdido no pocos compañeros regresaron al suelo natal de Palos, junto a sus mujeres y a sus hijos, el 30 de septiembre».
Nombramientos de caballero y gobernador
Artículo principal: Gobernación de Vicente Yáñez Pinzón
Este viaje, que fue el más largo e importante realizado en la época por sus resultados geográficos, fue en cambio un desastre económico. Pese a todo, los Reyes se mostraron muy interesados por la posesión de la inmensa costa descubierta por Pinzón, así que trataron de estimularle para que volviera a ella, por lo que el 5 de septiembre de 1501 firmaron con él una capitulación en la que, entre otras cosas, le nombran Capitán y Gobernador de «la dicha punta de Santa María de la Consolación y seguyendo la costa fasta Rostro Fermoso, e de allí toda la costa que se corre al Norueste hasta el dicho río que vos possisteis nonbre Santa María de la Mar Dulce, con las yslas questán a la boca del dicho río, que se nonbra Mariatanbalo». Y además le concedían la sexta parte de todos los productos que se obtuvieran de aquella tierra, siempre que volviera a ella «dentro de un año, que se cuente del día de la fecha desta capitulaçión e asiento».
Indudablemente, los Reyes Católicos demuestran que conceden mucha importancia a los descubrimientos de Pinzón y que confían en su valía para seguir prestándoles servicios. Por eso, para premiarle por lo que había conseguido, al mismo tiempo que lo animaban y ayudaban para seguir sirviéndoles, el viernes 8 de octubre de 1501 fue nombrado caballero por el rey Fernando el Católico en la torre de Comares de la Alhambra, el Palacio Real de Granada.
Todo fue inútil, Vicente Yáñez Pinzón no pudo o no quiso realizar este viaje. Generalmente se suele decir que la falta de recursos del capitán palermo le impidió realizarlo. Seguramente fue así. Sin embargo, Yáñez podía conseguir crédito cuando era necesario, aunque fuera a muy altos intereses. Por tanto, no conviene desechar la posibilidad de que ya en fecha tan temprana dudara, a raíz de los viajes portugueses a esas costas, de la soberanía de los reyes españoles sobre ella en razón del Tratado de Tordesillas y, por consiguiente, de su facultad para otorgarle a él su gobernación.
Juan Manzano y Manzano intenta demostrar que Pinzón volvió a esas tierras por él descubiertas en 1504, en un gran esfuerzo por aclarar la confusa narración de Anglería sobre el último viaje de Vicente Yáñez donde mezcla sus andanzas con Solís por el golfo de México con una vuelta a las tierras halladas en 1500, en un periplo absurdo y sin sentido. ¿Para qué había de volver Pinzón al Brasil? ¿Para verificar que los cálculos de los portugueses eran correctos e informar sobre ellos a los Reyes? Esto es posible, pero la capitulación de 1501 decía que Pinzón fuera a sus expensas, corriendo con unos gastos que su penosa situación económica hacían muy gravosos, y ese esfuerzo ¿para qué? ¿Para comprobar que ni él ni España tenían derechos sobre esta tierra? ¿Navegando con tanto secreto que ninguno de sus contemporáneos se enteró? ¿Arriesgando su vida y la de su tripulación más de lo normal por llevar sólo una carabela? ¿Acaso no había anotado bien los datos en su primer viaje que tuvo que repetirlo, pasar por los mismos sitios de nuevo? Y cuando en 1513 prestó declaración, con tanta exactitud y honradez que delimitó perfectamente entre la costa que había descubierto de la que simplemente había "corrido", ya que admitía que su hallazgo correspondía a su paisano Diego de Lepe, ¿Por qué no se muestra tan concreto sobre su llegada al Cabo de San Agustín, sin la más mínima referencia a que hubiera estado allí en la segunda y no en la primera vez?
Demasiadas preguntas sin respuestas en este supuesto segundo viaje de Pinzón al Brasil, demasiadas interrogantes a partir de un relato confuso y desordenado de Anglería. La verdad es que las andanzas de Vicente Yáñez entre 1502 y 1504 aún no están aclaradas.
Expedición a Centroamérica
Sí quedó constatada su presencia en América durante esos años, probablemente para cumplir con sus obligaciones como Capitán General y Gobernador de Puerto Rico, la isla que había descubierto su hermano Martín Alonso Pinzón durante el segundo viaje de 1493. En cambio, desde la primavera de 1505 lo volvemos a encontrar en España, concretamente en la Junta de Navegantes de Toro, en la que, por una capitulación fechada el 24 de abril se le nombró capitán y corregidor de la isla de San Juan o Puerto Rico. También participó como experto convocado por la Corona en la Junta de Navegantes de Burgos de 1508 para retomar de nuevo el tema de la búsqueda de un paso hacia las islas de las Especias. En su último viaje a las Indias en 1508 el capitán Pinzón junto a Juan Diaz de Solís recorrieron las costas de Paria, Darién y Veragua, actuales de Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala. Al no encontrar el paso buscado, rodean la península de Yucatán y se adentran en el golfo de México hasta los 23,5º de latitud Norte, protagonizando uno de los primeros contactos con la civilización azteca.
Al regreso de ese viaje, Vicente Yáñez se casa por segunda vez y se establece en Triana, testificando en 1513 en los Pleitos colombinos contra el Almirante con su acostumbrada moderación. En 1514 se le ordena acompañar a Pedrarias Dávila al Darién, pero Vicente Yáñez se encuentra enfermo y pide que se le excuse. Era el 14 de marzo de 1514, y éste es el último documento en que se le menciona. Según su amigo, el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, Vicente Yáñez murió este mismo año, probablemente a fines de septiembre, con la misma discreción que vivió, sin que se sepa el lugar donde fue enterrado, seguramente en el cementerio de Triana. Un triste y oscuro final para el más grande de los grandes navegantes de su época.
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