27 de junio de 2011

Mitos y Realidades: Machaq Mara, Inti Raymi y Calendario Aymara

Introducción
Este artículo nace de un intento por comprender la creciente popularidad del “Año Nuevo” aymara, Machaq Mara y sus supuestas raíces ancestrales, principalmente porque hoy aparece como una actividad reivindicativa, con orgullo por ser aymara y con cierta dosis de rebeldía. Siempre he reconocido en la cultura aymara peculiaridades extraordinarias, a la vez que observo con preocupación cómo los contemporáneos y diversas entidades religiosas ignoran y a la vez aprovechan el escaso conocimiento de la historia de este pueblo para destruir su identidad o hacerles creer que ésta sigue los preceptos que a ellas les conviene, e incluyo a ciertos líderes y organizaciones aymaras. Pese a todo, tengo el convencimiento de que esta etnia es eterna, habiendo demostrado por siglos su inmensa capacidad de adaptación y sincretismo cultural y religioso (ver Aymaras I a V en http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/renatoaguirre.htm ). Pero, ante la posibilidad de que sus cualidades terminen por formar una “pseudocultura” basada en costumbres y creencias no autóctonas, creo que el futuro de esta etnia en el cambiante mundo actual no debe definirse sin remover la dura capa que mantiene a su pasado en el olvido. Poco se sabe de los aymaras porque poco se escribió de ellos durante la Conquista y porque muchos de sus gobernantes se “quechuizaron” bajo el dominio incaico. En décadas recientes se ha visto un creciente interés de y por los aymaras, pero los que de ellos se sabe no es fácilmente accesible al público. El afán de los activistas aymaras no debe limitarse a la adquisición de poder y capacidad de invocación, olvidando restaurar la identidad cultural tan eficientemente agredida en el pasado. Tal vez lo que expongo no agrade a algunos activistas, pero no dejarán de reconocer que no se es aymara sólo porque se tiene tal o cual apellido. Hay que sentirlo desde la profundidad de su cultura y no desde los resquemores de una minoría discriminada…

Antigüedad de la cultura aymara

Lo primero que debe definirse es cuál es la antigüedad de esta etnia porque, como bien lo expresa Thérèse Bouysse Cassagne en su Libro “La Identidad Aymara: Aproximación Histórica (Siglo XV, Siglo XVI)” (Hisbol, La Paz, 1987), algunas organizaciones aymaras “no cesan de repetir e inventar nuevos mitos”, identificándose con los tiwanakotas que los precedieron en el altiplano y aún los incas que los conquistaron ulteriormente. Figuran en la red y otros medios de publicación afirmaciones fuera de contexto que sugieren que la aymara es una de las etnias más antiguas del mundo, con 5.000 a 10.000 años de existencia. A menos que se quiera homologar a la mal llamada etnia aymara (designación producto de una confusión de los españoles que eliminó para siempre la correcta identificación de esta etnia como Jaqi Aru, pues el vocablo aymara identifica a mitimaes quechuas) con el Hombre Andino en general, lo que sería un craso error, debemos establecer lo siguiente:

--Hace 10.000 años en el Mundo Andino sólo existían cazadores-recolectores con una difusa identificación étnica. Sólo piense que nuestros Chinchorros aparecen no antes de hace unos 8.000 años o menos y nadie se atrevería a designarlos como aymaras.

--Hace 5.000 años recién aparecían los primeros Estados de América del Sur, casi simultáneamente con los de Mesopotamia, Egipto e India: me refiero a Caral en el valle de Supe en Perú y otros del centro-norte peruano (La Galgada cerca del río Santa, Kotosh en Huanuco, Tantamayo y Huaricoto cerca de Chavin de Huantar, El Paraíso cerca de Caral, etc.). De aymaras ellos no tenían nada más que la ocupación del mismo continente, pero separados por miles de años de evolución cultural andina.

Los aymaras recién adquieren un contexto histórico notorio hace menos de 1.000 años, tras el colapso del Tiwanaku entre los siglos IX- XI . Si provenían de Tucumán y el interior de Coquimbo y Copiapó o del norte del Titicaca es materia de discusión y aún podría plantearse que no eran más que los chukilas (cazadores sin un consistente orden social) que deambulaban por el altiplano. Aunque un investigador ha propuesto recientemente que la magna organización social del Tiwanaku era obra de los aymaras, la inmensa mayoría de los expertos acepta que la etnia de entonces era otra y hablaba pukina, probablemente el mismo idioma de nuestros yungas costeros que dieron forma a la Cultura Arica y Chiribaya (sur del Perú) entre los años 1100 y 1400 aproximadamente.

Que nuestros yungas no eran aymaras lo sugieren varios marcadores culturales como los estilos cerámicos, arquitectónicos (tardía aparición en las tierras ariqueñas de las chullpas o mausoleos para la elite aymara) y otros. Entre el colapso del Tiwanaku y la hegemonía incaica transcurrieron unos 4 siglos durante los cuales los aymaras forman diversos reinos altiplánicos, a menudo en eterno conflicto (lupacas versus collas, por ejemplo) y conformados por diferentes proporciones de etnia aymara y pukina según se desprende de los documentos derivados de la magna gestión del Virrey Toledo iniciada en 1570.

En definitiva, los aymaras constituyen una etnia de aparición tardía, contemporánea con nuestros yungas de Arica y sur del Perú, si bien tras la conquista incaica del altiplano adquirieron privilegios sobre nuestras tierras y terminaron haciendo desaparecer a la tradición cultural costera. Ciertamente no son el fundamento del Mundo Andino versión Circuntiticaca…

Así pues, cabe distinguir dos etapas en la historia aymara prehispánica:

1. La del Período Intermedio Tardío entre la hegemonía Tiwanaku y la de los incas, durante la cual coexistieron tal vez en forma tensa pero enriquecedora con nuestros yungas en la precordillera habitando poblados mixtos como el de Huaihuarani cerca de Belén (ver http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/02huaihuaraniyancopachane.htm ). Lo que podríamos llamar el apogeo de la auténtica cultura aymara ocurre en esta etapa cultural, pobremente comprendida por el público y los mismos aymaras, pues se encuentra entre dos períodos cuya espectacularidad arroja sombras a este interesante intervalo.

2. La del Período Tardío (incaico), cuando se hicieron dueños de nuestras tierras bajas, de alguna manera representando a la jerarquía Inca y fuertemente influenciados en lo cultural y administrativo por éstos.

Para entrar en el tema del (los) calendarios sin introducir más argumentos que pueden confundir al lector, hagamos una abstracción extrema para pensar en aymaras y yungas como etnias con una cosmovisión y costumbres similares. Aún así tendríamos que reconocer tres versiones socio-económicas de los pobladores del altiplano, sierra y tierras bajas:

1. Pastores altiplánicos,

2. Agricultores altiplánicos (papas y quinua y similares casi exclusivamente).

3. Agricultores de los valles con escasa actividad pastoril, principalmente dedicados al cultivo del maíz.

Sin embargo, estas no eran categorías estrictamente limitadas e interactuaban social, económica y familiarmente en el contexto de la marcada complementaridad entre múltiples nichos ecológicos que caracteriza al Mundo Andino. Pero esta clasificación es indispensable pues, estando las creencias y la tecnología andinas (incluyendo sus conceptos matemáticos, ver http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/aritmeticasandinas.htm ) estrechamente ligados al ordenamiento natural (“bio-lógico” según van Kessel), el concepto de las estaciones anuales estaba definido por lo que les era más importante: la procuración de bienes de subsistencia. Naturalmente, la estacionalidad de los menesteres pastoriles era diferente de la de los agrícolas y ésta diferente en el altiplano en contraste con los valles y cuando se dependía de las lluvias en contraste con las obras de regadío o la permanente disponibilidad de agua de los valles bajos.


Dada la peculiar cosmovisión andina, es lógico suponer que el calendario anual más primitivo se basó más en los ciclos del recurso alimentario que en sofisticados parámetros astronómicos.

Calendario de los pastores altiplánicos. El año se dividía en dos períodos: labores de pastoreo en tierras altas durante los meses cálidos (septiembre a marzo) y en la cabecera de los valles durante los fríos invernales, ciclo que persistía hasta no hace mucho en el último territorio aymara auténtico de Chile

, al interior de Iquique, ampliamente estudiado por Juan van Kessel (“La Cosmovisión

Aymara”. En Culturas de Chile. Etnografía. Sociedades Indígenas Contemporáneas y su Ideología. Eds.: Hidalgo, J., Schiappacasse, F., Niemeyer, H., Aldunate, C. y Meger, R. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1996).

Hasta no hace mucho los pastores del altiplano no “occidentalizados” bajaban a la precordillera con sus rebaños después del equinoccio de marzo para capear el invierno en la precordillera, ocupando viviendas relativamente precarias (paskanas) precisamente en la zona de la cabecera de los valles donde han quedado tantos restos de poblados prehispánicos y allí interactuaban con sus “parientes” agricultores sedentarios “de la costa”. Tras el solsticio de invierno (junio), provistos de maíz, pimientos y frutas, volvían a sus alturas a esperar el parto de los auquénidos (un poco antes o después de nuestro Año Nuevo), construir sus viviendas principales, tejer y pastar a sus animales para faenarlos en febrero o marzo, obteniendo cuero, charqui y grasa que utilizaban, con los tejidos, la quinua y las papas chuño, para el comercio cuando debían bajar nuevamente a la precordillera.

Calendario de los agricultores altiplánicos, limitados al cultivo de tubérculos y gramíneas y fuertemente dependientes de las abundantes lluvias cíclicas. Cada ciclo anual comprendía tres estaciones:

1. La Estación Fría (otoño e invierno, Juyphi Pacha), ocupando la mitad del año entre marzo y septiembre (de uno a otro equinoccio), durante la cual madura la producción agrícola y luego se le recolecta y se inicia la siembra.

2. La Estación Seca (primavera, Awti Pacha) entre septiembre y diciembre, dedicada a la siembra. Nótese que “awti” implica “hambre”: la tierra está seca, hambrienta, porque no llueve.

3. La Estación de las Lluvias (verano, Jallu Pacha) entre diciembre y marzo, durante la cual crecen las plantaciones.

El ancestral calendario agrícola aymara se basa en la evolución estacional de las papas y quinua y similares, por lo que no es estrictamente aplicable a los valles bajos, concentrados en el cultivo del maíz. Por otra parte, los cultivos no evolucionan de la misma manera en las riberas del Titicaca (territorio Lupaca, por ejemplo) que en las tierras más pobres del sur que ocupaban los Carangas, con un régimen de lluvias algo diferente.

Limitándonos al territorio Lupaca, las papas tempranas se sembraban entre agosto y septiembre (a fines de la Estación Fría) y las papas comunes y la quinua entre octubre y noviembre (Estación Seca). Las papas tempranas se cosechaban entre febrero y marzo (fines de la Estación de Lluvias), la quinua en abril y las papas comunes en mayo (primera mitad de la Estación Fría).

Recolectado el producto de las cosechas, hay que celebrarlo y agradecer a la Pachamama. De allí nuestra actual Fiesta de las Cruces de Mayo, que originalmente nada tenía que ver con la cruz cristiana (algo que ignoran los aymaras de Arica) sino con el arco con que se homenajeaba a los mallkus o espíritus titulares de cada terruño, residentes de los cerros y quienes anualmente realizaban un concilio para decidir el clima y régimen de lluvias del próximo período.

El mes siguiente, junio, era en el siglo XVI cuando en algunas regiones andinas se celebraba la cosecha de la papa. Así nos acercamos al tema en cuestión: el Año Nuevo aymara (Machaq Mara) que hoy se explota con fines turísticos y de reivindicación de la identidad aymara.

Inti Raymi. Es la fiesta dedicada al dios Sol de los incas, impuesta por Pachakutiq según Juan de Betanzos, el gran propagandista del IX jerarca del Imperio. De ser así, Pachakutiq habría querido oficializar a lo largo del Tawantinsuyu a las ancestrales fiestas dedicadas a la cosecha que marcan el fin del año agrícola, pero vinculándolas al “Dios de conquista” incaico, Inti, fácilmente comprensible para la gran diversidad de etnias dominadas.

Pese a los conocimientos astronómicos de los incas, estas fiestas no coincidían precisamente con el solsticio de invierno (21 de junio) y bien pudo haber tenido una fecha variable, como el Corpus Christi de los catóticos, en función de la época de las cosechas, la cual puede variar de un año a otro según el clima imperante.

En efecto, Cristóbal de Molina "el chileno" (por haber acompañado a Almagro en su expedición) y quien no distinguía con claridad entre quechuas y aymaras, presenció el Inti Raymi de 1535 en abril “cuando en el valle del Cuzco se cogían los maíces y sementeras… a primer día de la luna”. Nótese que no figuran las efemérides solares.

Su homónimo Cristóbal de Molina "el cuzqueño" comprendía muy bien el pensamiento religioso de los quechuas, hablaba perfectamente bien el idioma y hasta pudo haber sido mestizo. Como párroco de indios pobres en el Cuzco, juntó a lo largo de 20 años una valiosa información que transmitió en “Relación de las Fábulas y Ritos de los Incas” (1573), además de asesorar al obispo del Cuzco, al virrey Toledo y a otros personajes. En 1570 actuó como "extirpador de idolatrías". El cuzqueño, aunque sus apreciaciones acerca de los aymaras están teñidas por su apego a los quechuas, es uno de los principales cronistas de la época y tal vez el más entendido en costumbres indígenas. El cuzqueño ubica la fiesta en mayo.

Bernabé Cobo era un jesuita que viajó por todo el Perú y el altiplano por más de 15 años y es el cronista que más preocupación mostró por los temas biológicos. Fray Marín de Murúa es el único cronista mercedario. Estuvo en el Cuzco a fines del siglo XVI y comienzos del XVI. Guamán Poma de Ayala pertenecía a la nobleza indígena y viajó extensamente por el virreinato con su hijo y su perro y trabajó para algunos religiosos, entre ellos Murúa. Escribió en 1615, tras 20-30 años de trabajo, una crónica de más de 1.000 páginas y 400 ilustraciones acerca del mundo andino de entonces, destinada sólo al Rey Felipe III de España. Todos ellos ubican la fiesta en junio.

Lo cierto es que, pese a lo dispuesto por Pachakutiq, la festividad tenía una connotación agrícola y no astronómica, tal como nuestras Cruces de Mayo, o por lo menos no estrictamente vinculada al solsticio de invierno como el Machaq Mara de hoy.

Si hubo alguna relación con un parámetro astronómico, tal vez no siempre y/o no en todas partes, fue con la aparición de la constelación de Las Pléyades (Cabrillas para los españoles) en el crepúsculo matutino, fenómeno que técnicamente se conoce como “salida helíaca”. Lo señala el gran destructor de “idolatrías” (costumbres nativas) Pablo José de Arriaga, al denunciar en 1621 que, pese a que el Inti Raymi había sido prohibido por los españoles en su afán por destruir lo autóctono con fines de proselitismo religioso, los indígenas seguían celebrándolo “cuando aparecen las Siete Cabrillas”. También el cura Fernando de Avendaño hace la misma advertencia y ubica el evento para “cuando se descubrían mejor las Siete Cabrillas”. Esta fecha se aproxima a Corpus Cristo, por lo que los indígenas celebraban su propia fiesta haciendo creer que rendían culto al evento católico.

Desde entonces y por mucho tiempo, las fiestas del fin del año agrícola adquirieron un contexto de rebeldía y reivindicación de la identidad indígena, los que no son ajenos al fenómeno de la contemporánea instauración del Machaq Mara aymara.

Como otras civilizaciones no americanas, los andinos concedían gran importancia a las Pléyades. Cobo describe que para los andinos los seres vivos sólo existían debido a la fuerza vital que Las Pléyades transmitían a la Pachamama, como mediador entre la dimensión terrenal en que vive el andino (Akaj Pacha para los aymaras) y las fuerzas celestiales del Araj Pacha. Sin el aporte de las Pléyades la tierra no puede ser fértil. Esto está también consignado en el único documento que relata las costumbres prehispánicas en idioma nativo, el manuscrito de Huarochirí de compleja historia, el cual, si bien escrito en quechua, se basa en un substrato aymara según Bouysse-Cassagne.

Machaq Mara. Hasta donde he podido averiguar, no es una festividad que se introduzca profundamente en el pasado andino. No la menciona van Kessler entre las festividades del sector de Isluga, ni tampoco los cronistas de la Conquista. Puede haber aquí una carencia de información, pues no hay datos consistentes respecto al calendario aymara de la época y sólo se describen las actividades agrícolas de los incas. Esto podría deberse a que el calendario de éstos, en un enclave serrano, era más o menos similar al de los agricultores aymaras del altiplano. Ciertamente no hay, como se desprende de la obra del sacerdote Ludovico Bertonio, la primera fuente consistente del idioma aymara (1612), una estricta correspondencia entre los 12 meses del calendario gregoriano y los 10 del calendario aymara (diciembre y marzo no tenían traducción). Sólo existe la información de Cieza de León, el más consistente de los cronistas, en cuanto a
que los altiplánicos cuentan su año “de 10 en 10 meses”, tal vez en función de efemérides solares más que las más primitivas lunares a juzgar por las traducciones de Bertonio. Pero más tardíamente el calendario aymara aparece dividido en meses lunares (13, dado el ciclo lunar de 28 días), con días compensatorios para ajustarlo al año solar.


Cuesta seguir el hilo histórico de tantas versiones diferentes dada la gran cantidad de mitos a menudo discordantes y la diversidad de nichos ecológicos andinos en los cuales, si lo “bio-lógico” prima sobre las efemérides astronómicas, se generan calendarios anuales con variaciones propias de los ciclos climáticos de cada lugar y la actividad productiva de sus habitantes.

Los cronistas de la Conquista siempre se preguntaron cuál fecha representaba al “Año Nuevo” y no consiguieron una respuesta concreta, si bien Molina “el cuzqueño” lo ubica a mediados de mayo. Por lo anterior supongo que el Machaq Mara coincidente con el solsticio de invierno que hoy se celebra es una invención relativamente reciente, como si se estuviera tratando de resucitar “en aymara” y basando en

una efeméride solar a la fiesta incaica del Inti Raymi (costumbre quechua) y precisamente en las ruinas del Kalassaya, templo de la etnia pukina; es decir, creando una ceremonia emblemática con elementos ajenos y situada en el tiempo por un evento astronómico en vez del resultado de una gestión productiva como parece haber sido originalmente.

¿Cuánta importancia tuvo el solsticio de invierno en el ámbito aymara preincaico?. Seguramente era un día significativo, pero es de suponer que los incas le dieron aún más importancia para potenciar a su “Dios de Conquista”.

El Inti Raymi, que pudo ser el antecedente de un “Año Nuevo” andino aunque más bien se refería al término de un ciclo agrícola y no a un evento contabilizador de años, tras la prohibición de la Iglesia de los conquistadores que pretendía minimizar las expresiones místicas andinas, resucita como Machaq Mara durante la última década del siglo XX en las ruinas del Tiwanaku, específicamente en el recinto

Kalassaya por cuyos cuatro extremos aparece el sol en cada solsticio o equinoccio. Pero, insisto, ¡las ruinas de Tiwanaku son de la etnia pukina, anterior a los aymaras!. No puede entonces hablarse de Año Nuevo aymara, sino de efeméride ANDINA…

Más que una genuina expresión de la ancestral mística aymara, el Machaq Mara nace como un elemento de atracción turística y pronto, su éxito mediático, su contexto cósmico, la comodidad con la cual se integra a la filosofía de los opuestos complementarios y a la interacción incompatible de éstos (“kuti” en contraste con “yanani”) lo llevó a adquirir bemoles de identidad étnica y el afán por exponerlo, más la corta-de-vista conceptualización occidental, lo homologaron a un “Año Nuevo” en el contexto gregoriano. En Arica
aparece como algo importado de Bolivia hace algunos años, con “adornos” ceremoniales extraídos de las genuinas festividades aymaras.

Pero si ha de buscarse un “Año Nuevo”, junio es ciertamente una buena alternativa pues, terminadas las cosechas, se planificaba la producción agrícola del siguiente ciclo anual y tenía lugar la ceremonia de limpieza de los canales y acequias en la cual participaba toda la comunidad de cada ayllu (ver http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/09cosmovisionandina3.htm ). En agosto se realizaban rogativas para buenas lluvias y ceremonias para el pronóstico meteorológico del siguiente ciclo. Aunque para van Kessel el primero de agosto marcaba el ciclo agrícola, es más o menos el 24 de junio (San Juan) cuando se hacía la fiesta del floreo de los corderos de la zona de Isluga y de las llamas de las tierras altas. Nos acercamos al solsticio del 21 de junio, pero no en forma precisa…

La salida helíaca de Las Pléyades fue investigada por Bouysse-Cassagne para la época y la latitud del Collao en el Planetario de París y una fuente bibliográfica y concluye que ocurría entre fines de mayo y principios de junio. Este evento y no el solsticio, parece ser el verdadero antecedente del Año Nuevo aymara, relegando entonces al Machaq Mara como hoy se practica a una invención tardía. La
primera vez que un europeo presenció la ceremonia de Las Pléyades en el altiplano fue en 1547, en Lampez, al noroeste del Titicaca.

Cieza de León, en “La Crónica del Perú” (Capítulo CXVII) escrita en 1550, relata con detalle lo que presenció el clérigo Marcos Otazo: una liturgia que enfatiza el orden social de la comunidad, con simbolismos que expresan la eterna interacción de los opuestos complementarios de la cosmovisión andina y el sacrificio de una llama de color puro, cuyas entrañas servirán para que los amautas (sabios) pronostiquen el futuro de la cosecha del próximo ciclo, mientras su sangre se derrama sobre papas ya cosechadas como para pedirle a la Pachamama que concentre su capacidad de dar y regenerar la vida en la producción agrícola. Pero, apoyando la proposición de que no existía por entonces un Machaq Mara en el contexto de un “Año Nuevo” que culminaba en el 21 de junio, este evento se relata como una festividad no vinculada al solsticio.

Profundizando en la búsqueda histórica ancestral del Machaq Mara (sin encontrarla), podemos resumir la evolución del calendario andino en cuatro etapas:

Una estacionalidad ecológica inicial no basada en parámetros astronómicos sino “bio-lógicos” y definida sólo para el ámbito de la puna altiplánica.

Una ulterior estacionalidad de origen incaico (posterior al apogeo cultural auténtico de los aymaras) que armoniza las labores agrícolas del maíz con los ciclos lunares. Es un “calendario de maíz y de Estado” para Bouysse-Cassagne.

La reestructuración radical del calendario impuesta por el Sapa Inca que en gran medida redefinió la historia y la organización del Imperio (Pachakutiq). Este integra a los meses lunares con los solares y los parámetros agrícolas de cada nicho ecológico. Ese es el calendario que los cronistas de la Conquista conocieron y al cual le dieron una trascendencia panandina, aunque probablemente no la tenía.

Después llegaron los “civilizados” imponiendo cuatro estaciones con festividades basadas en ciclos climáticos opuestos a los nuestros pues correspondían al hemisferio norte, y así los andinos adoptaron una actividad litúrgica estacional discordante con sus propias festividades. Cuatro etnias (pukinas, aymaras, quechuas y occidentales) involucradas en tres esquemas calendáricos, de dos, tres y cuatro estaciones, hacen de las festividades litúrgicas andinas un enredo que cuesta descifrar.

Año Aymara 5519 (2011 en el calendario gregoriano). Para entusiasmar a las masas, nada más eficiente que precisar con tanta exactitud la supuestamente espectacular longevidad de la etnia aymara precisamente en un evento mediático y emblemático. Ni el tiempo transcurrido ni el evento son genuinos, como ya vimos.

¿De dónde sale esta cifra?. Se dice que la evolución de los aymaras está marcada por cinco eras o “soles” sucesivos, cada uno de ellos de 1.000 años y subdivididos en dos períodos de 500 años por un cataclismo o evento (pachakuti) que invierte la polaridad del mundo.

El peor desastre del Mundo Andino fue ciertamente la Conquista, “ese gran incendio” según Pablo Neruda. El mito actual dice que eso habría ocurrido precisamente en el año 5.000 y desde entonces se inicia una cuenta regresiva hacia la restauración del orden andino y se agregan los 519 años. Como material de propaganda, excelente.

Pero, ¿de dónde salen “cinco” eras precisamente?. No he profundizado en el tema, pero a priori me llama la atención el “cinco”. Había en el ámbito aymara una cierta obsesión por este número, como lo hemos explicado en http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/aritmeticasandinas.htm y como resalta de la lectura del Documento de Huarochirí. Pero aún no puedo armonizar este número de eras con la mitología aymara y agradecería sugerencias.

Cuando una etnia se nutre de mitos y tradiciones más que de registros históricos, cualquiera sea su ubicación en el planeta, debe inventar mitos para conseguir mediante una conceptualización colectiva la identidad y cohesión necesaria para mantener el orden establecido.

Puede rescatarse de la mitología aymara (y andina en general) un conjunto de mitos que metafóricamente establecen la importancia del orden conseguido en su apogeo como Estado.

Un buen análisis de éste se encuentra en la referida publicación de Bouysse-Cassagne. El espacio-tiempo aymara mitológico comprendería tres períodos iniciales:

La edad del Taypi. Taypi es centro, equilibrio, interfase armónica entre los Opuestos Complementarios. Según los cronistas, en el taypi andino (lago Titicaca) se crean las diversas etnias ya provistas de su lengua, ropaje característico, costumbres y actividad de subsistencia y El Creador les ordena descender bajo la superficie para reaparecer por un lugar específico que luego se venera como sagrado (“waka”) a ocupar los lugares que les habían sido asignados (Cobo, también explícitamente señalado en el Documento de Huarochirí).

Esta edad correspondería a la Génesis, por controvertido que sea el tema, adaptado por los cronistas al fundamentalismo católico de la época. ¿Y El Creador, si realmente los andinos manejaron el concepto?: pues es un tema muy complejo que hemos resumido en los artículos Sincretismo Religioso 5 a 7 (http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/renatoaguirre.htm ) y que aquí reducimos drásticamente a un personaje: Tunupa, inspirador del Wirakocha incaico y de un nivel superior al de Inti, el “Dios de Conquista” incaico que podría considerarse en una extrema abstracción como la imagen visible del Creador (¿o más bien Organizador?).

La edad del Puruma. El término se refiere a tierras no preparadas, por lo que connota un estado salvaje, sin orden y rudimentarios conocimientos de la cimiente de las civilizaciones, la agricultura. Esta época está vinculada al mito de salvajes (enanos) que vivían en pequeñas casitas (las chullpas que hoy sabemos que eran mausoleos de dignatarios aymaras) cuando aún no existía el sol. Parece que sabían que éste habría de aparecer, pero por el Oeste, por lo que la pequeña puerta de la “casita” estaba orientada hacia el Este. Para resumir varios mitos, se equivocaron y finalmente el sol apareció por donde hoy sigue saliendo cada día, matándolos con su luz/calor/energía, con la excepción de unos pocos que se refugiaron en el agua. Estos pasaron a ser los Urus, pescadores primitivos del Titicaca y el río Desaguadero, desprovistos (o casi) de la categoría de humanos por parte de los aymaras de la época del virrey Toledo.

Esta edad correspondería a lo precario que era el mundo antes de la aparición de los aymaras en el altiplano.

La edad del Awka. El término implica confrontación, guerras, incapacidad de una relación armónica. Awka Pacha sería entonces la era de las eternas confrontaciones entre los señoríos aymaras durante el Intermedio Tardío y de otras etnias andinas entre sí pues el período también lo individualiza Guamán Poma de Ayala en el ámbito quechua, representando tal vez las guerras de la expansión del imperio incaico de las cuales su linaje fue víctima pues provenía de un territorio conquistado a la fuerza.

A partir de estas tres edades, escarbando en la inconsistencia, las extrapolaciones tendientes a demostrar el intrínseco “catolicismo” de los andinos prehispánicos y otras ambigüedades y/o abiertas deformaciones de la realidad que nos han legado los cronistas, podríamos llegar a configurar las cinco edades, pues nos falta el orden panandino conseguido por los incas. El texto de Bouysse-Cassagne pierde el rumbo tras la edad de Awka y se centra en los conceptos de “tinku” (enfrentamiento enriquecedor de los opositores) y “kuti” (alternancia de opositores irreconciliables, como el día y la noche), en contraste con el concepto de “yanani” (gestión armónica de las dos parcialidades, como la de las piernas al caminar). Pero estos conceptos son realidades más bien que etapas en la gestión social andina y aún persisten esbozos de su práctica. De todas maneras, el conjunto nos sirve para insistir en la naturaleza mítica del Mundo Andino, en
contraste con la espiritualidad del mundo occidental tras el Tiempo-Eje de Jaspers (ver http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/mundoandino.htm ).

Pero que no hay 5.512 años de historia aymara, no lo hay. La defensa de este concepto me ha traído más de una agresión verbal de parte de personajes que manejan a su arbitrio el mito como una realidad histórica, simplemente porque “mi abuela me lo dijo”. En una sociedad no espiritualizada al estilo de Jaspers, el mito, como metáfora, sirve para preservar la identidad. El problema surge cuando éste interactúa con el mundo contemporáneo, de inspiración aristotélica. Sólo un esfuerzo deliberado por conseguir la interacción armónica entre ambas versiones de la cosmovisión nos permitirá comprender en vez de convencer o imponer.

Conclusion

En definitiva, no encuentro antecedentes históricos para aceptar al Machaq Mara de hoy como una costumbre ancestral y menos para otorgarle la capacidad de llevar la cuenta de los años de la existencia de los aymaras. Si las festividades que se dice que lo originaron tienen alguna expresión actual desvinculada de los intereses estatales incaicos y de las organizaciones aymaras contemporáneas, ésta es en Arica la fiesta de las Cruces de Mayo y la deberíamos priorizar como un auténtico legado de nuestro pasado andino, lo que seguramente nunca ocurrirá porque carece de la connotación de rebeldía y reivindicación que ha adquirido el ulterior Machaq Mara.



De este análisis me queda además el convencimiento de que el conocido Calendario Inca no era aplicable ni estrictamente utilizado en todo el ámbito andino. Parece que tampoco eran las efemérides astronómicas (el solsticio de invierno del Machaq Mara) más poderosas que el orden “bio-lógico” de los diferentes estratos ecológicos, puneños, serranos y costeros. Los andinos eran, creo, más razonables y flexibles que los occidentales, tanto que hasta pudieron adoptar un calendario gregoriano y festividades diseñadas para el Hemisferio Norte sin sacrificar la atención que debían a la Pachamama.



Eso es lo que define mi concepto de los aymaras: adaptabilidad ante las imposiciones pero persistencia de sus valores. Sólo desearía que comprendieran su propia historia para que no cayeran en calidad de víctimas ante las imposiciones conceptuales del mundo occidental ni en el peor error de una gestión inversa. Esto no llama a la rebeldía ni a la sumisión, sino a la autenticidad que permitiría una interacción enriquecedora con el mundo globalizado, manejada con criterio por los líderes en un contexto yanani. Sin una adecuada comprensión del pasado, emergen en el ámbito aymara mitos irracionales que sólo llevan al enfrentamiento y entre los occidentales a actitudes peyorativas.

Enfrentamiento implica aniquilación del contrincante y, como están las cosas, imagínese quién perdería. Soy uno de los que no quieren ver desaparecer a una peculiar alternativa socio-cultural humana sólo por el afán de definirse utilizando el estilo mediático y/o impositivo de los occidentales. Es difícil vencer a lo auténtico: conservémoslo sin sacrificar los principios. Para eso es necesario conocer el pasado en vez de inventar nuevos mitos…

Renato Aguirre Bianchi



Fuente/s
Bouysse Cassagne “La Identidad Aymara: Aproximación Histórica (Siglo XV, Siglo XVI)” Hisbol, La Paz
Renato Aguirre Bianchi “Arica territorio andino” http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/renatoaguirre.htm
Juan van Kessel “La Cosmovisión Aymara”. En Culturas de Chile. Etnografía. Sociedades Indígenas Contemporáneas y su Ideología.


EL INTI RAYMI O LA FIESTA DEL SOL

Existe muy poca información de los cronistas acerca del tema del IntiRaymi de los Incas, sin embargo son importantes los datos recogidos por: Cieza de León, Cristóbal de Molina (el Cuzqueño), Joseph de Acosta, Murúa, Guaman Poma de Ayala, Betanzos y Garcilaso de la Vega.

Pero indirectamente nos proporcionan información que nos permite intentar la reconstrucción de cómo fue esta fiesta dedicada a rendir culto al dios Apu Punchao Inca o el Sol de los incas, tomando en cuenta también la información que supervive en la mente de los campesinos actuales, y se observa entre los rituales que durante el año practican, en ceremonias dedicadas a sus dioses tutelares heredados de los Incas incluyendo las informaciones que nos alcanza la arqueología de los Inca.

A la fecha esta representación o puesta en escena de un guión documentado, se lleva a cabo en la Explanada de Saqsaywaman, y últimamente a sugerencia del autor, se incorporó como escenarios el patio del templo del Qoricancha y la misma plaza del Cuzco, o Haukaypata, para de esta plaza la comitiva real del inca, se traslada hasta la explanada de Saqsaywaman donde se ha instalado tribunas para dar facilidad a los visitantes y el publico local se instala en los alrededores ocupando sitios que pertenecen al conjunto arqueológico de Saqsaywaman, espectadores que sobrepasan a los 100.000.

Para el autor es cosa excepcional dar cuenta de un acontecimiento que lo viví desde el primer año que se puso en escena.

No es el momento, para detenerse y luego iniciar una crónica minuciosa de la historia propiamente del Intiraymi, sino por ahora presentar únicamente un pequeño resumen de lo que es a la fecha esta escenificación que siempre es recordada por todos los moradores de esta importante ciudad del Cuzco.

En esta oportunidad, debemos recordar a los dirigentes anónimos de Cuzco que organizaron y prepararon la primera escenificación de un acto teatral al aire libre como fue el llamado "DEFENSA Y TOMA DE LA FORTALEZA DE SAQSAYWAMAN" preparado y dirigido por un grupo de profesores y el tema central consistió en la escenificación de la toma de Saqsaywaman por los invasores españoles y la defensa que hicieron los indios, siendo los personajes centrales el Inca y Cahuide. (Personaje mítico), fue representado por el indio de Paruro Serapio Carrillo. Mas de Cien indios participaron en la tarea de defensa de Saqsaywaman y el custodio de las "Vírgenes del sol recluidas en algún lugar de la fortaleza. Perdieron la batalla los indios y Cahuide se arrojó de una parte alta de las Murallas.

El Inca y su comitiva representados por artistas del Cuzco, se hicieron presentes con trajes confeccionados por algún artista del grupo, y la Revista Mundial, editada en Lima dio cuenta de todos los números del programa de recepción a los visitantes que llegaron al Cuzco, en 1928 con motivo de la inauguración de varias obras del Gobierno del Presidente Augusto B. Leguía, que no pudo venir al Cuzco y fue representado por sus dos señoritas hijas.

Este número del programa de recepción, también contó con la presentación de danzas ejecutadas por los campesinos de Urubamba, como la danza de los Siqllas, Canchi de Sicuani y Mistiza Coya de Paucartambo. Al finalizar cada número la concurrencia premió con aplausos la actuación y organización de los diferentes números del programa. Y La revista Mundial de Lima, editó un numero extraordinario en el mes de diciembre de 1928, que es digna de nuestra colección.

Es muy probable que el doctor Vidal, presenció estos actos, en vista que nació en 1906 y a sus 22 años es posible que estuvo presente en Saqsaywaman participando como espectador, y este número de Saqsaywaman, habría impresionado a Vidal para que parte de su proyecto se encuentre inspirado y motivado suficientemente y lo ponga a consideración del Instituto Americano de Arte, que de inmediato lo aprobó, en vista que muchos de los socios del Instituto a aquella época pertenecieron a la generación de Vidal.
Como dice Juan de Betanzos en su capitulo XI, de su crónica Suma y Narración de los Incas. En la página 246,"Propuso de hacer esta casa del Sol...llamó a los suyos y a los señores del Cuzco, que allí consigo tenía y dijoles que quería edificar esta casa del Sol, y ellos le dijeron que diese la traza del edificio, y el Inca Yupanqui les dijo que la casa debía de ser edificada, porque él así lo tenía pensado".

"Y hecho esto...mandó el Inca Yupanqui, que viniesen allí los plateros que en la ciudad había...los mandó que hiciesen un niño de oro macizo y vaciadizo, que fuese del tamaño de un niño del altor y proporción de un niño de un año y desnudo. , Este bulto se tardó de hacer un mes, en cuyo mes hubo grandes sacrificios y ayunos.

Luego de tener el bulto del Sol, tuvieron que hacaaer el de la Luna que se le consideraba esposa del Sol, y ubicarlos en los recintos del Qoricancha. Terminadas estas tareas Inca Yupanqui ordenó a los sacerdotes su adoración y difusión del Culto al Sol, y su esposa mama killa, por t odos los confineds del Tawantinsuyo, juntamenete que la construcción de templos dedicados al culto del Sol, la Luna y los otros dioses.

Esto significaba señalar un mes para sus celebraciones, y se escogió el " setimo mes que responde a junio, se llamaba aucaycusqui Intiraymi , en él sacrificaban cien carneros (llamas) que decían que esta era la fiesta del Sol..."según las frases de Acosta. H.N.y M. de las Indias. Pág.269.

"Hase de advertir que esta fiesta, cae cuasi al mismo tiempo que el Corpus Christi" Acosta H.N y M de las I., pág. 269.

De esta manera podríamos seguir recogiendo referencias para reconstruir parte del Intiraymi, pero por el momento volvamos al resumen.

LA FIESTA DEL SOL

En todos los centros arquitectónicos importantes construidos por los incas, nunca pudo faltar el templo destinado al culto del dios Sol, edificios de piedra bien pulida como el caso de Qorikancha del Cuzco donde tenemos desde el muro de circunvalación hasta los recintos interiores con un fino acabado de cantería empleando la roca andecita de mejor calidad.

Este templo que estuvo en la primera fila para el saqueo por parte de los españoles fue debido que aquí se concentraban gran parte de las ofrendas de metales y tejidos finos que los indios ofrendaban a sus dioses, principalmente al dios Sol.

Se dice que las paredes tenían cenefas de laminas de oro, que fueron robadas por los españoles que sedientos de oro y plata ingresaron a todos los sitios sagrados y arrancaron de cuajo todos los adornos y ofrendas que en estos sitios como el Qoricancha existían salvándose únicamente aquellas ofrendas que fueron enterradas en los templos o sea en los patios de los centros construidos para culto a sus dioses, como el caso del Qoricancha donde al excavar el patio `principal hallamos muchas ofrendas de metal, y mullo que ofrendaron los sacerdotes.

Luego de los arreglos necesarios los recintos y el patio quedaban listos para las celebraciones, y cuando el Inca y su comitiva ingresaba, al Qoricancha se realizaba el saludo con el brindis de la Chicha especialmente preparada para estas festividades, siempre existían dentro de las costumbre indígena el uso de dos vasos o Queros. Con uno se brindaba, a la tierra y los dioses y el otro a los concurrentes a las ceremonias, costumbre que se mantiene hasta la fecha entre los campesinos.

El Bulto del Sol, que consistía en una escultura de oro habría tenido su lugar preferencial dentro del edificio, pero no tenemos documentación, porque se recoge dates que fue retirada antes que los españoles ingresaran al Qorikancha y puesta a salvo en algún lejano lugar. Representaba al dios Sol con todos los privilegios. Era posiblemente vestido con los tejidos más finos logrados por especialistas en tejido. Esto se documenta con los hallazgos del cerro el plomo en Chile y otras cumbres de cerros donde se han hallado tumbas con ofrendas del Dios Sol engalanado con finos tejidos. Este bulto o escultura del Sol estaba presente en todas ceremonias importantes.

A este dios estaban destinados los sacrificios de llamas y las ofrendas. En el Intirraymi de Cuzco, actualmente se hace un simulacro de ofrenda de una llama que no se sacrifica su vida. Es interesante el proceso y se ha documentado suficientemente en vista de que en muchas comunidades de campesinos, del sur del Perú, se sigue practicando el sacrificio de llamas

También según los testimonios de la crónica del cronista Guaman Poma de Ayala, muestra un dibujo indicando l manera cómo los sacerdotes incas extraían las vísceras de estos animales procediendo la apertura del cuerpo por un costado de la llama (Chillanmanta) introducían la mano y arrancaban el corazón latiendo del animal, luego los pulmones que eran inflados por los sacerdotes, para luego a través de las manchas sangre el sacerdote hacía sus pronósticos para el Inca y el Tawantinsuyo. Un año pretendí darle realismo a esta parte de la escenificación matando la llama, por ahí surgió la sociedad protectora de animales oponiéndose al acto, por ello se sigue haciendo el simulacro de sacrificio.

Ceremonias similares hacen los campesinos, hoy, pero en la celebración de la fiesta del Sol, algunos cronistas mencionan que eran decenas de llamas las sacrificadas. Otra parte de la celebración del Intiraymi consistía en la ceremonia del fuego nuevo. Esta parte de la ceremonia consistía cumplir la orden del Inca de apagar el fuego en todos los fogones del Cuzco y alrededores con el propósito de encender el fuego nuevo, que era obtenido a través de una chipana o espejo cóncavo de oro y con l superficie muy brillante, que permitía concentrar los rayos del Sol y luego al reflejarlos sobre un poco de lana de camélido, encender una llama que luego al soplar estaba listo el fuego que era repartido desde una fogata, instalada a un costado del Usno, en la plaza de Haukaypata, de allí llevaban el fuego a todos los fogones. Esto en razón que las cocineras son expertas no sólo en cocinar sino también en guardar el fuego entre las cenizas, como lo hacen hasta hoy los indios que viven en sitios alejados de los centros urbanos, donde los fósforos hoy les resuelve el problema. Esta parte de la ceremonia del fuego nuevo nunca se ha realizado en la escenificación del Inti Raymi de Cuzco, se ha hecho el simulacro de encender el fuego con un encendedor, luego se traslada el fuego a una cantidad de paja amontonada que se enciende. De allí se hace el simulacro de repartir el fuego, por los cuatro suyos.

El personal que participa en estas escenificaciones consta de un agrupamiento de 90 soldados del cuartel del ejército peruano, acantonado en Cuzco que representaran a los soldados del inca, trajes, algo parecidos a los que el cronista Guaman Poma, los dibuja, portando cada soldado un escudo de cartón pintado y en la otra mano un arma, un palo con una estrella de madera. Completando la vestimenta de soldado con sandalias de jebe y casco que es una especie de gorro. Un contra sentido total, porque en las ceremonias incas no participaban los ejércitos, y con el objeto de militarizar la ceremonia se introdujo desde un comienzo un grupo de soldados disfrazados de soldados inca. Hasta hoy con el objeto de aumentar el número de personajes se sigue contando con soldados. Ninguna documentos del siglo XVI certifica que participaban soldados.


Forman parte de la comitiva del Intiraymi, 25 parejas de mujeres que representan a las ajllas, en los documentos tampoco se dice que participaban las ajllas. Estas señoritas eran disfrazadas con vestidos a las rodilla, pero cuando estuvo a nuestro cargo el asesoramiento, diseñamos vestidos hasta los tobillos, contando para ello a los gráficos de Guaman Poma y dibujos que se representan en la cerámica Inca. Para enriquecer la escenificación se introdujo el anda para el Inca, de igual manera para la esposa o coya, que dígase de paso no participaba en este tipo de ceremonias, que eran representados solo los hombres. Personaje mudo que no dice nada dentro del guión y que podía muy bien suprimirse.

Obligatoriamente, participaban los sacerdotes, Wirapiricuq, que sacaba de las entrañas del animal sacrificado las vísceras, el Kallpa Rikuq, pastor de las llamas destinas de los sacrificios, Tarpuntay el sacerdote encargado de cortas con su Tumi o cuchillo sagrado las `parte del cuerpo de la llama que será sacrificada el Willaq Uma, supremo sacerdote que se encargaba de hacer los vaticinios en las vísceras de las llamas. Y participarle al Inca las buenas o malas noticias.

La entrada del Inca a la plaza del Haukaypata o a la Explanada de Sqsaywaman estuvo siempre presidida por un grupo de ajllas que rociaban flores y acompañadas por los Pichaq, hombres que se encargaban de espantar con escobas de paja a los malos espíritus que podrían haber en el camino. El inca en todas sus actuaciones al aire libre, se muestra en los documentos que siempre era acompañado por su kumillo, o jorobado enano que portaba la Achiwa, especie de paraguas o sombrilla hecha de plumas de colores.

El Intyiraymi, no se celebraba un solo día sino durante varios días, unos días el Inca y sus sacerdotes y nobles esperaba la salida del sol en el Qoricancha y otros días encima del Usno de la Plaza de Haucaypata.

El inca antes de subir al Usno tenía que pasar por alfombras de flores y tejidos de fino acabado que se extendían para que el Inca caminara.

El Inca para estas ceremonias era conducido en andas, portando su manto que hacía de capa, y que hasta la fecha no se ha encontrado ninguna muestra sino que se tiene inventar la forma y los adornos el bastón de mando lo deja antes de subir al Usno, en manos de los kumillos, y luego los sacerdotes y personajes participantes inician canciones destinadas a saludar al Inca y al Sol, y los músicos a ejecutar melodías para el Sol. En cuanto al Unku o camiseta del Inca, si se ha encontrado en museos ejemplares que sirven de modelo para confeccionar el Unko o camiseta del Inca, como pectoral llevaba uno fabricado de plumas de aves de colores, y en la cabeza la borla imperial atada a la mascapaycha, fabricada de oro, que colocaba en la frente.

Durante los pasajes de la ceremonia el Inca va brindando con chicha, servida en dos aquillas o vasos de oro, uno para el Sol y otro vaso para el Inca, y otras veces un vaso para el Inca y el otro para la pacha mama o madre tierra, haciendo mención a los Apus o dioses de la tierra, como el Ausangati, Wanakauri, Pachatusan, Salkantay y Saqsaywaman.

La ceremonia del Sanku, o harina de maíz tostado, que se llevaba a esta ceremonia para hacer comulgar a todos los sacerdotes y el inca que había guardado ayuno, o Kasiy.

El maíz considerado una gramínea de vital importancia para el sustento de los pobladores incas y preincas, fue deificado y considerado como elemento sagrado y por lo tanto en todas las ceremonias de ofrenda a la tierra siempre tiene que estar presente, una mazorca de maíz y hasta la reprodujeron en piedra, como esculturas representativas dentro de la ideología andina.

Luego de todas las ceremonias el inca ordenaba el retiro de todos de encima del Usno, así continuaban las ceremonias durante el mes de junio.

Luis Barreda Murillo

 

24 de junio de 2011

24 de Junio Nacimiento de Ernesto Sabato (casi un siglo de un hombre comprometido con el conocimiento y la cultura)

Ernesto Sábato ( 24 de junio de 1911- 30 de abil 2011). escritor, ensayista, físico y pintor argentino.
Estudia Física en la Universidad de la Plata (Buenos Aires). Al terminar la carrera obtiene una beca para investigar las radiaciones atómicas y trabaja en el Laboratorio Curie en París. En esta época toma contacto con los surrealistas. De vuelta a su país, imparte clases de Física en la universidad.

En la década de los cuarenta comienza a colaborar en la revista Sur, donde conoce a Jorge Luis Borges, a las hermanas Victoria y Silvina Ocampo y a Adolfo Bioy Casares.

En 1945 publica una colección de ensayos breves, Uno y el universo, y ese mismo año abandona su vocación científica para dedicarse por completo a la literatura. En 1947 trabaja para la UNESCO dos meses y antes de volver a Argentina viaja por Italia y Suiza, empezando a escribir su gran obra El túnel, que se publicara finalmente en 1948.

En los años cincuenta atraviesa una crisis producto de las contradicciones entre la Matemática y la Literatura, y a esta época corresponden sus ensayos Hombres y engranajes y Heterodoxia. Como novelista, las obras más se conocen son Sobre héroes y tumbas y Abaddón el exterminador.

En 1958 es nombrado Director General de Relaciones Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, cargo que ocupa durante menos de un año.

Su pensamiento político ha sido reflejado en artículos de prensa, además de en sus libros. Por su defensa de los valores y derechos de la persona, además de su postura contraria a la política dictatorial y autoritaria de la política de Argentina, es elegido presidente de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP) en 1984.


En el 2000, el diario Clarín publica por Internet "La Resistencia", que posteriormente se edita como libro. Debido a su ceguera, en los últimos años Ernesto Sábato ha abandonado casi por completo la lectura y la escritura, dedicándose así a la pintura y a otras aficiones, además de participar en diversos cursos y en los homenajes que se le dedican. Falleció en su hogar en Santos Lugares durante la madrugada del 30 de abril de 2011, 55 días antes de cumplir 100 años, a causa de una neumonía derivada de una bronquitis que lo aquejaba desde hacía algunos meses



Enlace/s:
www.me.gov.ar/efemerides

Fuente/s:
Biografías y vidas.com
El poder de la Palabra: Sabato
Literatura Argentina contemporánea: Ernesto Sabato




Centenario del Natalicio de Fangio

Juan Manuel Fangio

Hoy 24 e Junio de 2011se cumple un siglo del nacimiento de una de las glorias del deporte argentino y uno de los mejores corredores del automovilismo mundial. Fue quíntuple campeón de la Fórmula 1 con Alfa Romeo, Mercedes Benz, Maserati y Ferrari.

Hoy, en el país y en otros lugares del mundo, será recordado su natalicio al cumplirse 100 años del hombre que para muchos fue el mejor deportista argentino de todas las épocas.

De la unión de sus padres, Herminia D`eramo y Loreto Fangio, nació el 20 de junio de 1911 en Balcarce, provincia de Buenos Aires, quien sería años después el quíntuple campeón mundial, ganando los títulos de 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957.

como piloto en una carrera no oficial en el circuito de Marcos Juárez con el seudónimo Rivadavia, evitando que su familia supiera que competía, ya que estaba totalmente en contra.

"El Chueco", tal como se lo reconocería en el mundo, debutó en forma oficial el 27 de marzo de 1938 en el circuito de Necochea, como acompañante de Luis Finochietti, también de Balcarce, en el Turismo Carretera, manejando en la mayor parte del trayecto y clasificando séptimo.

Un año después ganó como piloto su primera carrera en el TC, el Gran Premio Internacional del Norte, una prueba de 9.500 kilómetros entre Argentina, Bolivia y Perú. En esa temporada, Fangio logró el título de campeón con un Chevrolet.

Posteriormente, en 1941, se consagró por segunda vez en el TC, sumando nuevo triunfo en 1942 en la carrera "Mar y Sierras", para luego suspender la actividad debido a la Segunda Guerra Mundial.

En 1946 retornó al TC disputando dos competencias en Morón y Tandil, tripulando un Ford T, en tanto que en febrero de 1947 lo hizo en la Mecánica Nacional (monoposto) en el circuito de Retiro.

Después ganó en TC la "Doble Vuelta de la Ventana", siguió sumando triunfos y, en 1948, durante la disputa del Gran Premio de América del Sur -entre Buenos Aires y Caracas- sufrió un vuelco y falleció su acompañante Daniel Urrutia.

El 27 de febrero de 1949 obtuvo su primera victoria contra pilotos europeos en el circuito del Torreón, en Mar del Plata, y meses más tarde -ya en el continente europeo- participó en 10 carreras de las cuales ganó 6 (San Remo, Pau, Perpiñan, Marsella y Albi).

De regreso a la Argentina fue recibido por una multitud para, posteriormente, participar por última vez en el TC en el Gran Premio, al término del cual el presidente Juan Domingo Perón le otorgó una medalla "al caballero del deporte" en el balcón de la Casa Rosada.

Sus logros le abren las puertas en el exterior hasta llegar a la Fórmula 1, que su primera temporada lo coloca segundo en el campeonato tras ganar tres de los siete Grandes Premios disputados en 1950.

Un año después se da el gusto de ganar el primer título mundial integrando el equipo oficial de Alfa Romeo con Giuseppe Farina y Luigi Fagioli.

En 1953 vuelve a quedar segundo y en 1954 recupera el trono, ganando seis de las nueve carreras del año, con Maserati en las dos primeras y Mercedes Benz en las restantes.

La escudería alemana lograba, de esa manera, su primer campeonato mundial.



En 1954 vuelve a correr para la marca, en equipo con Stirling Moss, gana cuatro Grandes Premios y su tercer título al comando de la famosa "Flecha de Plata", para volver a lograr los títulos de 1956 y 1957.

Allí se quedó con el record de cinco títulos ganados, recién quebrado 40 años después por el alemán Michael Schumacher.

Ese mismo año Mercedes Benz le regaló para su cumpleaños un modelo 300 SL color celeste metalizado.

En 1958 fue secuestrado en Cuba cuando se aprestaba a participar en el Gran Premio local.

Un comando del Movimiento 26 de Julio, liderado por Fidel Castro, lo tuvo cautivo durante 26 horas para difundir su lucha y luego liberarlo.

Retirado del automovilismo deportivo, fue nombrado Presidente Honorario de Mercedes Benz Argentina y se dedicó a construir su propio Museo, que contendría los trofeos y vehículos utilizados en su campaña, a la que luego se sumaron las de otros pilotos que hicieron la historia del automovilismo argentino.

Fangio falleció el 17 de julio de 1995, a los 84 años, y tras el velatorio realizado en el Automóvil Club Argentino sus restos fueron inhumados en el Panteón Familiar del cementerio de Balcarce, donde se hallan también sus padres y sus dos hermanos.


Fuente: Télam

24 de Junio Tragico Fallcimiento de Carlos Gardel

CARLOS GARDEL
El inolvidable autor e interprete del Tango, contrario a lo que muchos creen no fue argentino de nacimiento, sino más bien francés de origen, nació el día Jueves 11 de Diciembre de 1890, y su nombre de pila fue CHARLES ROMUALD GARDÉS, hijo de BERTHE GARDÉS, quien emigro de Francia a la Argentina trayendo consigo a su hijo de tres años, otros indican que CARLOS GARDEL habría nacido en Tacuarembo, Uruguay y posteriormente su madre se había trasladado a Buenos Aires, lo cierto fue que BERTHE GARDÉS, sola y desamparada, llego a la capital Argentina, viviendo en los barrios bajos de la zona Porteña frente al Río de la Plata.



El Zozal Criollo
Al paso de los años CARLOS GARDEL, se convirtió en un muchacho vivaracho y simpático, temperamental e irascible; parecía resentido por el mundo por haberle dado a conocer él más trágico estado de la miseria, pero a la vez soñando en ser bañado algún día con el oropel de la riqueza.
En su juventd, había realizado una impresionante serie de oficios que le permitieran sobrevivir y ayudar a su madre. Le gustaba cantar por tener un don caído del cielo y lo aprovechaba para cantar y ganar algunos centavos cuando trabajada en cualquier oficio, lo mismo le daba en las esquinas de las calles que en reuniones de poca importancia, fiestas o agasajos, y más tarde de manera consuetudinaria en negocios de baja vida que operaban en la clandestinidad en Buenos Aires.
Se da cuenta que su voz tiene un timbre muy peculiar y agradable, su voz gustaba y eso lo motivaba más, el Tango, empezó a ponerse de moda. Le atrae esa música y CARLOS, decidió probar suerte y una vez más; cambio la "S" final de su apellido en un intento de latinirzarlo y se lanzo de lleno a buscar trabajo en los diferentes Bares y Cafés de la época.
Fue conocido como "EL Zorzal Criollo” y “El Morocho del Abasto", por sus amigos y empezó a ganar popularidad y aplausos como a recibir manifestaciones de aprecio por su claridad y sonora voz.
Desde 1915 se dedico a cantar canciones criollas hasta que en 1917 grabo "Mi Noche Triste", el primer Tango canción en la historia del Tango. Desde ese entonces el cantante siguió por el camino del éxito y gloria, llenando los teatros más prestigiosos de Europa, principalmente de París en donde conoció a ALFREDO LE PERA, con el cual compuso Tangos Inolvidables como "Volver", "El día que me quieras", "Por una Cabeza" y "Cuando tú no Estás", ya famoso viajo por toda Europa, su éxito en París fue aplastante, en España, fue recibido con gran entusiasmo que los cautivo a todos por igual, y en todas partes que iba, arrollaba con su sencillez, su música y sus canciones.
También incursionó en el ambiente cinematográfico de la época con películas como Flor de Durazno (Argentinas 1917), Luces de Buenos Aires y Cuesta Abajo (Francia 1931 y 1934 respectivamente), Tango Bar (Estados Unidos 1935), además, Medio día de arrabal, El tango en Broadway, El día que me quieras y Cazadores de Estrellas.

Carreteo de despegue del F-31 de la SACO
En 1934 inicio una gira por Latinoamérica ante un público que lo aclamaba y lo aplaudía, su imagen pública era la de un pícaro castigador, en su intimidad era un hombre triste y retraído su inseparable compañero ALFREDO LE PERA lo acompaño el resto de su vida hasta aquel aciago día Lunes 24 de junio de 1935 donde juntos perdieron la vida en el Aeropuerto Olaya Herrera de la ciudad de Medellín, República de Colombia motivado al choque con otro avión similar en la pista de aterrizaje donde murieron 15 pasajeros de los dos aviones, entre ellos dos de sus guitarristas Guillermo Desiderio Barbieri y Ángel Domingo Riverol.

Una multitud de curiosos rodean las aeronaves calcinadas

Ese público que lo admiraba y seguía no lograba sobreponerse a la trágica noticia de su muerte, pasando a convertirse en uno de los Mitos que aún perdurará en el recuerdo de muchos. se imortalizo en el Corazón de los Porteños y Argentinos como "El que cada día Canta Mejor".

CARLOS GARDEL y ALFREDO LE PERA, ultima foto tomada en vida por ellos mismos, dentro del avión F-31 Ford de la SACO, antes del trágico Accidente Aéreo Milagrosamente la cámara fotográfica tenía un estuche de cuero que la preservo del fuego, salvándose así la última foto tomada en vida del inolvidable cantante.



Fuente/s:
Julián y Osvaldo Barsky , Gardel la biografía, Editorial Taurus
Nelson Bayardo, Carlos Gardel - A la luz de la historia, Editorial Aguilar,
es.wikipedia.org


23 de junio de 2011

110 AÑOS DEL TEATRO MITRE (23 de junio 1901-2011)

Historia del Teatro Mitre

Teatro Mitre 1900 La construcción comienza en 1893 hasta que se paralizan las obras a razón de graves problemas financieros de la empresa constructora. Ante esta crisis, el Gobierno decide emitir “acciones” logrando, en 1897, 33 accionistas entre los que se contaban empresarios locales, personalidades de la cultura y el Estado Nacional. Durante unos meses las obras avanzan, pero se vuelven a paralizan el 22 de octubre de 1897, por disolución de la sociedad constructora.

Los intentos por continuar se sucedieron años tras año, hasta que el 12 de abril de 1901, el Poder Ejecutivo autoriza al Ing. Ernesto Leonardi Católica, terminar la obra. También formaron parte del equipo los Sres. Augusto Bagnaví y Adolfo Leibman.

Teatro Mitre 1940
 El nombre
El coliseo jujeño lleva el nombre del ex presidente Bartolomé Mitre como motivo de agradecimiento al voto decisivo del general, que durante su función como senador de la Nación, posibilitó la construcción del Ferrocarril hacia Jujuy, en claro compromiso con el senador jujeño Domingo T. Pérez. El nombre también fue en adhesión al octogésimo aniversario de su nacimiento.

Se inaugura finalmente el 23 de junio de 1901 y en 1912 ya contaba con la primera compañía de opera. Su exquisita arquitectura italiana renacentista y excelente acústica, convocaron a muchos grupos teatrales y líricos de todo el país y de la danza en todos sus espectros. El teatro contaba con un foso de orquesta, por lo que permitía galas líricas y hasta óperas y operetas completas. Cabe hacer notar la jerarquía del edificio jujeño y su temprana fecha de apertura en 1901, teniendo en cuenta que el Teatro Colón ubicado en Capital Federal y el Teatro 3 de Febrero de la ciudad de Paraná (Entre Ríos), se inauguraron en 1908. Otros teatros de la época fueron el Teatro El Círculo en la ciudad de Rosario de Santa Fe inaugurado en 1904; el Teatro 1 de Mayo de Santa Fe en 1905; el Odeón de Tucumán, hoy San Martín, en 1912.

Hasta mediados de la década del ‘40, las actividades -según consta en los archivos- fueron creciendo y manteniendo un alto nivel. Pero, a partir de la Segunda Guerra Mundial, el teatro comienza una triste y estrepitosa decadencia. En la que lo década del ‘60, se convierte en un cine-teatro, salón de fiestas y termina siendo un espacio para usos varios como concentraciones de tipo comercial y hasta insólitamente habilitado como ring de boxeo. También se lo utilizó por estos tiempos para bailes de carnaval, casamientos, fiestas y cumpleaños, concentraciones y actos políticos.

Este tipo de descontrolada actividad, sumada a la total falta de mantenimiento, se observaba no solo en su parte edilicia, sino también en su mobiliario, alfombras, cortinados, pisos, molduras y aquellos dorados a la hoja tan característicos de los teatros líricos. Su constante descuido y falta de mantenimiento provocaron en 1968 la caída definitiva del telón. A mediados de los años '70, el Teatro Mitre era un edificio ruinoso, sucio y lamentable. Su estado era deplorable, con falencias estructurales, funcionales y de instalaciones de todo tipo. Esta triste situación, llevo a cerrar sus puertas y decidir su demolición.

Teatro Mitre Hoy
Arquitectura
La disposición funcional corresponde al teatro tradicional, tipo italiano. De escenario profundo, proscenio mínimo, sala en herradura con plateas y balcones. Las columnas que sostienen cada piso son jónicas, de fuste cuadrado. Las esculturas, de gran fuerza expresiva, son protagonistas de la ornamentación interior.
Los palcos bajos y galerías se corresponden con los dos angelitos que ejecuten una lira en cada modulo del piso intermedio, siguiendo las mismas líneas pero con mayor profusión se adornan los palcos avance.
En la garganta del plafón una serie de mensuras con delicados rostros femeninos complementan los detalles ornamentales. Escultura de gran fuerza expresiva (faunos, sirenas, etc.) atribuidas al artista Finocchiaro, soportan el arco del proscenio, flanqueando por los palcos avant scène del ultimo piso. Todo ello, unido a la excelente acústica, configura muestras inequívocas de las virtudes de la sala, que lo colocan al nivel de los más importantes teatros de la Argentina.

Demolición suspendida
En julio del 76, el entonces director de Cultura Municipal, Carlos Dionisio Herrero, inicia las primeras restauraciones en el primer piso del Teatro como en sus salas anexas. En Abril de 1977 (comienzo de la Dictadura Militar) llega a Jujuy un nuevo Gobernador, el Gral. (Re) Fernando Vicente Urdapilleta, quien después de visitar el Teatro, ordena detener la demolición pautada. Urdapilleta solicita a la Dirección General de Arquitectura, un rápido e integral estudio del edificio. La respuesta es favorable, el histórico edificio podía ser recuperado.
En Julio de 1977 comienzan las obras de recuperación, poniéndose al frente de las mismas el Director de Arquitectura, Arq. Sánchez de Bustamante. Se modificó su fachada, el hall de acceso, las boleterías y parte del escenario. Se construyo un bar, mientras que la sala se restauro en su totalidad.

Las Obras
Las obras ordenadas y ejecutadas comprendieron la restauración total de la sala, incluyendo cambio de cabreadas, incorporación de nuevos camarines, sanitarios, sala de maquinas y talleres de utilería.
El escenario se remodelo totalmente y se le incorporo un nuevo tecnicismo, se realizaron nuevas bambalinas y se lo dotó de un nuevo cortinado, dado que el original estaba prácticamente destruido y era imposible restaurarlo. Los palcos continuos al escenario se los transformaron en cabinas de iluminación uno y de sonido el otro, dotándolos de los equipos de sonido y luminotécnicos necesarios.
Todas las molduras y dorados fueron reciclados. Se cambiaron las butacas, alfombras y se reconstruyeron los pisos originales de madera. A los palcos se le incorporaron nuevas sillas tapizadas, acordes al estilo del resto del mobiliario y se adoso un cielorraso falso, para ocultar los conductos del nuevo aire acondicionado (frío/calor).
En el foyer se construyó una nueva boletería, un bar y se lo diseña en dos niveles para eliminar la escalinata externa que existía sobre la vereda, se aplicaron pisos de mármol, espejos, guardarropas, iluminación y pintura, resaltando las molduras existentes.
Lamentablemente, la fachada original no fue respetada en su totalidad, dado que la misma, según consta en la fotografías de antaño, estaba resuelta con dos cuerpos laterales compactos con una ventana en cada nivel y en el centro, un poco mas bajo, un paño abierto con tres arcadas en planta baja y en la alta con una galería vidriada.

Teatro Mitre Iluminado
 La reinauguración
La administración del coliseo estuvo desde 1916, en manos de la Municipalidad de San Salvador Jujuy. Durante los años ’20 se entrega en concesión y subalquiler con lo cual empieza a funcionar como Cine Teatro Mitre.
Fue reinaugurado el 19 de abril de 1978, con gran gloria y majestad. Desde su reapertura en el año 1978 se encuentra nuevamente en la jurisdicción provincial bajo la Secretaría de Turismo y Cultura de Jujuy
Desde entonces la comunidad jujeña, en particular la capitalina, festejara para esa fecha un doble acontecimiento: el aniversario de la Fundación de Jujuy y la reapertura de la vieja sala, una de las más antiguas del país, ahora remozada y puesta de nuevo al servicio de la cultura.

Datos de la Sala
Interior del Teatro Mitre
Acústica: Excelente.
Capacidad total: 470
Plateas: 250
Palcos bajos: 4 (2 sillas)
Palcos Altos: 10 (4 sillas)
Tertulia: 106
Galería: 68
Sanitarios para el público: si.

Datos del Escenario
Tipo de escenario: a la italiana.
Ancho de embocadura: 7,50 mts.
Profundidad practicable: 8,50 mts.
Ancho de embocadura: 7,50 mts.
Profundidad total: 11 mts.
Altura Boca: 5 mts.
Altura Parrilla: 11 mts.
Ancho de Hombros: 1,30 mts.
Tipo de Telón: Americano
Declive: 3%
Bambalinas: 5 (cinco)
Cortinas: 1 (uno) 1 x 2 x 0,25 (una) cámara negra
Escaleras: 2 (dos) tijera - Altura: 3 x 3,50m.
Tapete Ballet: sí (blanco y negro) Color: Doble cara B y N
Barras para clase: sí
Pianos: (sí) de cola 2 (dos)
Personal de Maquinaria: sí
Practicables: 7 (siete)
Camarines: 5 (para 6 artistas cada uno)
Ubicacion: lateral izquierdo y derecho del escenario.
Sala para vestuario: si (medidas 8 x 15 mts.)
Sanitarios artistas: si

Escenario Teatro Mitre
Sonido
Consola Mixer -Allen Heath- Gl-2200-32 Canales
Equalizer Grafico - Dbx- 215-Pa- Stereo
*Ecualizador Grafico - Para Monitoreo
*Camara- Peavey-Universal- Ii-Multiefecto
*Reproductor De Cd - Doble-Denon-Dn2000f-Mk Ii
2 Cajas Jbl-Sf25-15`` Dual
*2 Cajas Bajo - Woofer
*2 Retornos-Gemenis
*1 Potencia - Crown- Xls 602- Stereo
*1 Potencia - Peavey-Cs-800-Stereo
*4 Mic-Shure-58- C/ Cable Canon
*1 Mic- Shure-57 C/ Cable Canon
*3 Cajas Direct Box C / Cable Plus
*5 Pies De Micrófono
*1 Pie De Micrófono Para Mesa
Personal de Sonido: Si.

Luces
Ubicación De La Consola: Frente Al Escenario.
Operador de luces: Si.
Consola- Jands- Esp. Ii
24 Canales Doble Escena A “48” Correlativo
Luces: 18 Tachos Par Mil
9 Tachos P.C
1 Elipsoidal “Liko”
Batería Erce Con 4 Lámparas De 150w Cada Una. Cubre Todo El Escenario


Nota: fue declarado en el año 2000, por el Gobierno Nacional Monumento Histórico Nacional

Fuente/s:

Pablo Sodor : Antiguos Teatros Líricos Argentinos 2007
El tribuno de Jujuy

Enlace/s:
http://www.teatromitrejujuy.gov.ar/